"Con estas obras, hay que armarse de paciencia", decía el lunes un conductor de autobús mientras recogía viajeros en la calle Sevilla. "Los clientes se desesperan", añadía un taxista que atravesaba Serrano
hasta Colón. "Los conductores madrileños son muy sufridos", sentenciaba un jardinero en Recoletos, mientras los coches aguantaban el atasco a sus espaldas.
El maratón de obras financiadas con el plan ZP (o Plan E) ya está en marcha. Tendrá efectos positivos sobre el empleo y los equipamientos. Pero también tiene su lado negativo: el caos circulatorio en el centro de la capital. Desde hace semanas, los atascos afectan a Serrano (por obras en las aceras), Callao y Montera (por peatonalización) y el área de Alcalá y Sol (trabajos de reurbanización).
A estas zonas se unen ahora Colón y Recoletos, con obras de remodelación desde el lunes. Los trabajos se alargarán hasta final de año. "La almendra central es intransitable mañana y tarde, sobre todo los ejes Prado-Recoletos y Alcalá-GranVía", se queja Gonzalo Muñoz, conductor de EMT.
Fuera del centro, hay problemas en General Ricardos, Santa María de la Cabeza y O’Donnell.
M-30 o transporte público
"Siempre hay mucho tráfico en estas zonas, pero estos días está imposible", reconoce un agente de Movilidad. El Ayuntamiento ve "lógico que haya atascos por la concentración de obras" y recomienda "evitar el centro, moverse en transporte público, o coger la M-30 y el segundo cinturón (Fernández Villaverde, Francisco Silvela y Dr. Esquerdo)".
Los chóferes de autobús no tuvieron el lunes un buen día en el estreno de las obras de Colón. "Los viajeros se quejan porque es imposible guardar la frecuencia", según Alberto Blanco, de CC OO en la EMT. El usuario Manuel Sánchez vivió el atasco de la hora punta: "Tardé 10 minutos de Cibeles a Recoletos; soy usuario habitual y eso no es normal".
En el centro, los buses van con un retraso de 5 a 10minutos. Para los taxistas, los atascos son, además, un lastre para su economía."Estamos perdiendo clientes porque prefieren coger el metro; incluso hay gente que se baja amitad de carrera porque no llega", explicó el taxista Julio Altamirón. La Gremial cree que la solución es "instalar carriles sólo para taxis", según su presidente, Juan Antonio Parrondo.
Los repartidores son otro colectivo castigado por el tráfico. Mientras descargaba cajas en la calle Alcalá, Héctor González contaba: "Antes trabajaba hasta las 14.00 h. y ahora acabo a las 15.30 h.; tengo que aparcar el camión y andar con la carretilla hasta el comercio, si lo muevo no llego a tiempo a dejar el pedido".
Mientras, quienes tienen que controlar el caos circulatorio no dan abasto. Los agentes de Movilidad piden refuerzos a Gallardón: "No han aumentado los efectivos, somos los mismos trabajadores, con más tráfico y menos sueldo", protestaba ayer un guardia.
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