Se trata de una de las obras de ingeniería ferroviaria más importantes del siglo XIX, que, como recuerda Maribel Bartol de la Diputación de Salamanca, se hizo a fuerza de sangre.
"En esta línea estuvieron trabajando en algunas ocasiones más de 2.000 trabajadores", señala Maribel.
"Parece imposible que lo haya hecho el hombre y en aquellos tiempos", declara una de las senderistas.
Treinta y seis años después de su cierre, hoy se ha convertido en un desafío para los senderistas más exigentes.
"17 kilómetros, un desnivel de 400 metros con unos cañones y unas vistas imposibles", así describe Javier Iglesias, presidente de la Diputación de Salamanca, al Camino de Hierro.
Diez viaductos de vértigo de la escuela Eiffel, que dejan a los senderistas suspendidos a 50 metros de altura. Todo un espectáculo en las arribes del río Duero.
Un camino no apto para todo el mundo, ya que las vistas al estar a tanta altura pueden generar algo de vértigo.
Pasear por sus oscuros túneles es una experiencia única en esta zona salmantina marcada por la despoblación.
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