La mentoría provoca mejoras académicas y emocionales en los jóvenes migrantes según un estudio

La mentoría social provoca mejoras académicas y emocionales en colectivos de población migrante, según el estudio 'Applying Mentoring', liderado por la Universitat de Girona (UdG) y con participantes de cuatro universidades más del Estado.
Mentoría a un joven inmigrante
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Mentoría a un joven inmigrante

En una rueda de prensa este martes, el investigador principal, Òscar Prieto-Flores, ha reivindicado que el auge de estos programas, en los que autóctonos hacen compañía y apoyan a personas llegadas de otros países, es "la otra cara de la moneda" de las tensiones y la violencia que sufren los inmigrantes en España.

El colectivo que muestra cambios más importantes es el de jóvenes no acompañados, ya que mejoran "significativamente" en salud mental, autoestima, resiliencia y esperanza en el futuro.

Los adolescentes también mejoran en su competencia lingüística, incluso de catalán y euskera si viven en comunidades bilingües y necesitan estar menos tiempo en aulas de acogida; el profesorado entrevistado ha percibido que el alumnado mentorado participa más activamente en las clases.

El estudio también ha incidido en los solicitantes de asilo, de quienes se ha concluido que la mentoría les favorece el bienestar emocional ante las gestiones administrativas que tienen que emprender.

Prieto-Flores ha explicado que eso se puede deber al "apoyo informal" que brindan los mentores, a quienes los inmigrantes pueden hablar de sus preocupaciones de un modo que no harían con un profesional.

Los mentores entrevistados para el estudio también han elogiado las virtudes de dichos programas, y Prieto-Flores ha asegurado que, para ellos, la mentoría "les ayuda a poner en práctica sus ideales, a sentir que están haciendo algo".

Domènec Creus, uno de los mentores, ha explicado que acordó con su joven mentorado un encuentro semanal de dos o tres horas, en las que normalmente daban paseos por la ciudad, descubriendo centros culturales, parques y espectáculos gratuitos de danza y música.

"Conseguimos una mejora de la autoestima y la confianza, y una mejora en el dominio del catalán y el castellano hablados", ha concluido Creus, que ha añadido que la pandemia de Covid-19 ha complicado el contacto presencial una vez terminó el programa -habían quedado amistosamente en seguir viéndose una vez al mes-.

Fina Duran y su familia hicieron de mentores del joven de origen egipcio Mahmoud Assy pero la pandemia también impactó en su planificación; Duran ha explicado que tenían previsto enseñarle a Assy tradiciones catalanas como una calçotada, los castellers o el canto coral.

El joven, a su vez, ha valorado que lo que han podido hacer le ha ayudado "muchísimo" a entender la cultura catalana y sentirse más parte de la sociedad local.

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