Congelada en el túnel del tiempo, desbordante de talento y elegancia y con un ramillete de canciones memorables que se zambullen en varios de los estilos más enraizados en la tradición americana, Imelda May es indudablemente una de las mujeres del momento.

Facturó en 2008 Love Tattoo, un excelente compendio de rockabilly y jazz, uno de los álbumes más arrebatadores de los últimos tiempos, y para este año prepara su asalto a España, en lo que es una de los giras más atractivas de este año, por cortesía de Mercury Wheels.

Esta dublinesa no acapara los focos como Amy Winehouse, otra dama que también ha revitalizado la música añeja de EEUU, aunque se escora más al soul. Quizá porque el único vicio de Imelda que se le conoce, además de cuidar al detalle su exuberante tupé, es componer filigranas musicales que se pegan como lapas e incitan al baile más salvaje y a la nostalgia más furiosa.

Retorno al pasado

Una escucha a su disco permite enfrascarse en un viaje al pasado tremendamente sugerente. Johnny Got A Boom Boom, canción cuyo vídeo adjuntamos arriba, suena a rockabilly desbocado, a década de los 50's, a autocine, a cuero y brillantina, a Elvis Presley, a Eddie Cochran, a Ricky Nelson.

Otras, en cambio, como Knock 123 o Fallin' In Love Again sumergen a Imelda en el susurro, en la evocación humeante y doliente de figuras del jazz como Billie Holiday, Sarah Vaughan o Ella Fitzgerald, o incluso en el Tom Waits más primerizo y borracho.

Además, cabe destacar, igualmente, Watcha Gonna Do, una de las canciones más brillantes, con ese aire ranchero y fronterizo que huele a carretera, a crepúsculo y a peligro.

La cantante irlandesa tocará el lunes 27 en Madrid (Moby Dick) y al día siguiente en Barcelona (Apolo), y los amantes de su música ya cuentan los minutos para el acontecimiento.