Investigador de la USAL dirige un estudio sobre el origen de los bosques tropicales actuales al final del Cretácico

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El experto Carlos Jaramillo, del Departamento de Geología de la Universidad de Salamanca (USAL), ha dirigido el trabajo de la investigadora Mónica Carvalho del Smithsonian Tropical Research Institute recién publicado en' Science' sobre cómo la extinción del final del Cretácico dio origen a los bosques tropicales actuales.

Sobre este estudio, la USAL ha reseñado, en la información remitida a Europa Press, que los bosques tropicales albergan la mayor parte de la diversidad de plantas en la tierra y, respecto a qué sucede con estos bosques frente a una extinción masiva, "era una pregunta que la ciencia aún no había podido responder con certeza" hasta la reciente publicación del estudio internacional 'Extinction at the end-Cretaceous and the origin of modern Neotropical rainforests' de la investigadora Mónica Carvalho, bajo la dirección de Carlos Jaramillo.

La revista 'Science' ha recogido en su número del 2 de abril los resultados del trabajo ejecutado a partir de "una extensa colección de fósiles de hojas y de polen encontrados en Colombia", a través de la cual se han podido valuar cómo cambiaron los bosques tropicales con el evento de extinción que dio fin al 75 por ciento de las especies al final del Cretácico, hace 66 millones de años.

Concretamente, los fósiles empleados muestran que durante el final de la era de los dinosaurios (entre 72 y 66 millones de años atrás) los bosques tropicales eran "muy diferentes a los bosques modernos".

Según Carvalho, "a diferencia de los bosques modernos, en los que priman las plantas con flores, los bosques de los dinosaurios estaban conformados equitativamente por helechos y plantas con flores y prevalecían arboles como las araucarias. Eran igualmente lluviosos, pero los árboles crecían ampliamente espaciados entre sí, permitiendo la filtración de luz al suelo del bosque", explica la científica.

Tras el impacto del asteroide, cerca del 45 por ciento de las especies de plantas se extinguieron y se desató un periodo de baja diversidad en el trópico de América. Por ello, el equipo de investigación ha comparado los bosques fósiles previos y subsecuentes a la extinción, con bosques vivos en Amacayacu (Colombia) y Panamá y ha encontrado que los bosques que surgieron tras la extinción eran "más similares a los actuales que a los que vivían antes de la extinción".

"Los nuevos bosques estaban dominados por plantas con flores. Sus árboles crecían formando bosques espesos en los que poca luz se filtraba. Las leguminosas, fijadoras de nitrógeno por excelencia, llegaron a ser tan abundantes como ocurre hoy en día"; ha reseñado la información facilitada por la USAL.

EFECTOS EXTREMOS

Otro de los descubrimientos de este trabajo tiene que ver, según la USAL, con características ecológicas, al mostrar que que la herbivoría -daño o ataque hecho por insectos a las hojas- también cambió con la extinción, antes de la extinción los herbívoros eran muy específicos, como demuestra el que "muy pocas especies de plantas compartían el tipo de marcas creadas por insectos".

Después de la extinción, todas las especies de plantas compartían los mismos tipos de mordiscos, con comunidades de insectos más generalistas, ha explicado la Universidad de Salamanca sobre el informe.

Los fósiles colombianos han revelado, además, que los efectos ecológicos y evolutivos que tuvo la extinción del final del Cretácico fueron "extremos". En esencia, dieron lugar a un nuevo tipo de bosque, el bosque que hoy en día alberga la mayor diversidad del planeta.

En este sentido, Carlos Jaramillo ha señalado que "es impresionante comprobar que un simple accidente histórico, la caída de un m

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