Las dudas empiezan a la hora de elegir centro público o privado. El título tiene la misma validez, pero es cierto que, a cambio de lo que se paga de más en los segundos, el alumno dispone normalmente de más medios y de prácticas que ayudan a conseguir un primer trabajo. Eso sí, no es la mejor opción para los que detesten los controles de asistencia.
La universidad pública dispone de servicios de orientación al empleo y de gestión de prácticas (COIE).
El arte de combinar
Una vez deshojada la margarita, el primer examen es rellenar la matrícula. Se trata de encadenar unas asignaturas con otras; los que aprobaron en junio se matricularán antes; y si no ha podido ser o no te gustan los horarios de las optativas y de libre configuración, una opción es elegir las anuales: la clase es un día a la semana durante todo el curso.
El último cartucho consiste en solicitar el cambio de grupo o de asignaturas. El plazo suele ser de una semana al terminar las matriculaciones, pero sin una buena excusa –trabajar o vivir muy lejos– será difícil conseguirlo.
Los veteranos
Daniel Peciña
3º de publicidad y RR PP. Ha tenido que cambiar cinco asignaturas al estar ya completas, pero «no me ha dado tiempo a comprobar que no se solapen entre sí».
Leticia Porto
4º Y 5º de periodismo. Este año se matrícula por Internet, pero «al final he venido de Galicia a por el sobre, ya que en la web no están todas las asignaturas».
María Trabada
2º de farmacia. Los grupos se sortean por orden de entrega de la solicitud, así que «quedo con mis amigas para matricularnos a la vez».
Mª Luisa Martín
5º de medicina. «Es el primer año que me toca de los primeros para matricularme, aun así ya no hay plaza en varias optativas que quería».
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