Un empresario gaditano afincado en Málaga se encontró una perla negra dentro de una almeja de Carril durante un almuerzo de negocios en un restaurante de la localidad malagueña de Antequer. Tras comprobar su autenticidad, la llevó a un joyero para engarzarla en oro y regalársela a su esposa.

Asiduo al establecimiento, Ángel García acudió hace unas semanas a almorzar con otro empresario y pidió una ración de almejas salteadas.

Mientras degustaba una de ellas, se encontró con "algo duro" que por un momento le hizo pensar en un problema dental, el cual descartó al ver "una cosa negra", que sorprendió a su compañero de mesa y al personal del restaurante.

Tras darse cuenta de que era una perla, llamó al gerente del establecimiento porque pensaba que era una broma, pero éste también mostró su sorpresa porque creía que era el cliente el que se burlaba de él, según Efe Televisión.

Del plato a la joyería

El empresario se llevó consigo la perla y contactó con una asociación de cultivadores de perlas, que le comunicó que no tenía antecedentes de un caso similar en ese tipo de almejas, aunque sí raramente en otros bivalvos de mayor tamaño de origen asiático.

Por ello, acudió a una joyería de Antequera, cuyo titular José María Alarcón, confirmó la rareza del hallazgo, ya que no había visto nada igual en 45 años de profesión.

"Que aparezca una perla, y negra además, es dificilísimo", ha explicado el joyero, quien ha recordado que este elemento es el resultado de "la única defensa" que tiene el molusco contra un cuerpo extraño que penetra en la concha. La perla, que engarzó en oro blanco para que su propietario se la obsequiara a su esposa, tenía unos 4 milímetros de diámetro, tamaño que suelen alcanzar las perlas de cultivo transcurridos al menos tres años.

El empresario no dudó en su derecho a quedarse con la perla teniendo en cuenta el "susto" que pasó y que había pagado la ración de almejas.

A este respecto, el gerente del restaurante La Peña, Antonio Arjona, indicó que no planteó reclamar la perla, y menos al tratarse de un cliente asiduo.

Desde el hallazgo, otros comensales han bromeado con los trabajadores del establecimiento al pedir almejas, "pero con perla".