Los vecinos de la zona centro están hartos del botellón. Y de los ruidos y destrozos de la movida nocturna. Por eso, han vuelto a exigir al Ayuntamiento que «ponga fin al desenfreno» incrementando el número de policías dedicados a patrullar A Coruña.

Los residentes aseguran que «no ven ni a un solo agente» en ninguna calle del entorno de María Pita ni del Orzán, y que las ocho patrullas que el 092 destina cada noche a la vigilancia de la ciudad se concentran en Méndez Núñez, nueva zona cero del botellón a pesar de la oposición de buena parte de colectivos de la ciudad. «Ya no pedimos policías aquí permanentemente, sino que por lo menos hagan un par de rondas de noche», afirma Beatriz Rodríguez, presidenta de los vecinos de la plaza del Humor-Distrito 1.

Control de horarios

En esta zona, a pesar de que está prohibido el botellón desde el pasado mes de julio, sufren «el reguero de destrozos», dicen los vecinos, que les deja la movida y el ruido de los locales «que nunca cierran a su hora».

«Nadie controla que respeten el horario y lo pagamos los residentes», dicen. Lo mismo ocurre en el Orzán, donde llevan años, o incluso una década, peleando por este problema, aunque ahora el Ayuntamiento no permite abrir más bares tras declarar el barrio como Zona Acústicamente Saturada. Pero unos y otros comparten la rabia que ahora sienten los vecinos del Ensanche, que ven frente a sus casas la suciedad que deja cada fin de semana el botellón en los jardines de Méndez Núñez.

«Han creado una ordenanza para prohibir fiestas en una zona y llevarlas para otra, y creemos que es el momento que el Ayuntamiento se ponga firme y corte de una vez por todas este fenómeno», explican.

"Tenemos que luchar juntos"

Los vecinos de la plaza del Humor celebraron ayer por la tarde una asamblea en la que decidieron hacer un frente común con todas las asociaciones y afectados por el ‘botellón’ para exigirle al Ayuntamiento que prohíba beber en la calle.

«Si hay campañas contra el tabaco, contra otras drogas, ¿por qué no hacen nada para evitar que los jóvenes, algunos de sólo 14 y 15 años, beban? Es que nadie lo entiende», afirman los residentes, que demandan un plan continuo de actividades alternativas para los jóvenes.

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