Hace un año, Rocío Flores entraba en el reality Supervivientes con un aspecto que dista mucho del actual. El gran cambio físico que experimentó tras su paso por el programa ha tratado de mantenerlo gracias a una buena alimentación, el ejercicio y la fuerza de voluntad.

Tres meses de aventura en Honduras supusieron para la joven, de 24 años, la pérdida de 16 kg de peso, lo que mejoró su autoestima. Su padre, Antonio David Flores, explicaba en el plató del programa los complejos que tenía su hija respecto a su cuerpo: "En su momento he tenido alguna conversación con ella con respecto al sobrepeso, que también viene por problemas de tiroides y ansiedad y demás. Y ella siempre huye de esa conversación porque le duele", aseguró entonces.

Una vez fuera del reality, Rocío Flores decidió mantener su condición física y cuidarse y hasta la fecha lo ha conseguido a base de esfuerzo. Tal y como ella misma muestra a través de las imágenes que publica en su cuenta de Instagram, la nieta de Rocío Jurado trata de llevar a cabo un tipo de alimentación sana y casera, al tiempo que lo combina con la práctica deportiva.

Su estilo a la hora de vestir también ha cambiado, y buen ejemplo de ello es que en muchas de sus fotografías luce ropa que le ayuda a estilizar más su figura. La joven también se ha vuelto adicta a los leggins, que combina con prendas más flojas.

Los tratamientos estéticos también es otro de los puntos que ha ayudado a Rocío Flores a mantener su línea. Entre los cuidados a los que recurre se encuentra la maderoterapia, una técnica que ha triunfado entre las famosas y que también han probado Cristina Pedroche o Paula Echevarría.

En anteriores ocasiones, la joven también reveló otros retoques estéticos a los que se sometió tras su paso por Supervivientes, como arreglarse el hueso de la nariz para obtener un efecto más recto gracias a una inyección de ácido hialurónico en el radix nasal, o bien la aplicación de inyecciones de ácido hialurónico en los labios para tenerlos más hidratados y con volumen.