Cómo calcular el precio justo de un producto

Seguro que en muchas ocasiones te has preguntado si el precio que estás pagando por un determinado artículo es demasiado desproporcionado en relación a su precio justo.

Este problema se puede dar también a la hora de vender un producto, debido a la duda sobre cuál es el precio más razonable para conseguir beneficio sin que sea muy caro.

Pues bien, para conocer el precio justo de un producto o servicio, hay que tener en cuenta una serie de variables en relación a los costes de producción del artículo o servicio. 

¿Cómo se calcula el precio justo de un producto?

En primer lugar, hay que tener en cuenta los tipos de costes a la hora de hacer o dar un producto o servicio. Por un lado, están los costes directos del producto, es decir, aquellos gastos que se generan directamente al producir el artículo. Un coste directo serían los materiales utilizados para hacerlo o los sueldos de los trabajadores que se encargan de su elaboración.

Por otro lado, están los costes indirectos, que son aquellos gastos que no están implicados directamente en la producción pero que son igualmente necesarios para llevarlos a cabo, por ejemplo, la factura de la luz o la reparación de una máquina que interviene en el proceso de producción. 

Teniendo en cuenta los gastos directos de fabricar una unidad de producto y, también, repartiendo equitativamente los gastos indirectos, ya está claro cuánto cuesta producir una unidad de producto.

Conociendo los costes totales de fabricar un producto, se puede fijar un precio de venta justo, más o menos alto, para conseguir un margen de beneficio sin que el precio sea excesivo. 

¿Qué otros factores influyen en el precio de un producto?

Además de esta explicación sobre cómo calcular el precio justo de un artículo o servicio teniendo en cuenta los costes directos o indirectos, hay otras variables que entran en juego en el mercado. 

La oferta, la demanda, el prestigio, la marca o la exclusividad del producto son algunos de esos factores que influyen en el mercado a la hora de poner a la venta un producto y, también a la hora de pagar por él. 

Lógicamente, no vale lo mismo unas zapatillas sin marca específica que unas zapatillas edición limitada de una marca reconocida internacionalmente. En este aspecto, entran en juego la exclusividad del producto y, por supuesto, el hecho de saber que en el mercado existen compradores dispuestos a pagar un elevado precio por hacerse con el producto exclusivo de una determinada marca. 

Lo mismo le sucede a un comerciante que quiera poner a la venta un producto en el mercado sabiendo que ya hay otros productos similares al suyo. El precio que ponga va a depender, no solo del coste de producción, sino también del precio por el que la competencia esté vendiendo sus artículos iguales o parecidos.