Carmen Borrego: un patito feo muy rentable

  • Ha denunciado en 'Lecturas' que recibe, como cantaba la inolvidable Cecilia, cartas de un extraño.
Carmen Borrego, saliendo de la sede de Telecinco en Madrid.
Carmen Borrego, saliendo de la sede de Telecinco en Madrid.
GTRES
Carmen Borrego, saliendo de la sede de Telecinco en Madrid.

Carmen Borrego lo ha vuelto a hacer. Es el personaje de la semana después de anunciar a través de una exclusiva en Lecturas que recibe, como cantaba la inolvidable Cecilia, cartas de un extraño. En su caso, la hija de María Teresa Campos advierte de que son anónimos con mensajes amenazantes. 

Aunque para muchos Carmen habla muy por encima de sus posibilidades, lo cierto es que ha aprendido pronto a sacar partido de esos asuntos íntimos que lindan entre lo almodovariano y lo berlanguiano. No tiene filtros ni esconde sus pecuniarias intenciones. Vende con misma destreza tanto sus vergüenzas como las de su familia. No ha tenido mala maestra, pues desde que la matriarca descubrió que poniendo precio a los temas de alcoba se podía vivir mejor, no hay quien la frene.

Borrego ha pisado el acelerador y no tiene intención de parar. Cuenta y no acaba sobre sus excompañeros de tertulia sabiendo que la réplica le regalará minutos de gloria televisiva. Sin embargo, nada explica de su primer y complicado matrimonio con Francisco Almoguera, con el que acabó envuelta en demandas y juicios de temática familiar. 

Fue su etapa más complicada y triste en la que, incluso, se vio obligada a vivir sin sus dos hijos. Ni siquiera ellos quieren pronunciarse públicamente sobre este asunto. Carmen y José María miran hacia otro lado cuando las preguntas sobre su madre son como dardos buscando hacer diana. 

Solo ella sabe el motivo real por el que guarda silencio cuando se le cuestionan aquellos tiempos que ha preferido borrar. Tal es su recelo que incluso hubo un tiempo en el que su madre pedía silenciar la voz de su yerno para evitar así que el escándalo adquiriera una dimensión incontrolable.

Su nuevo marido, José Carlos Bernal, hostelero, la ayudó a encontrar una estabilidad que parecía utopía

A quien sí se refieren con total y animosa naturalidad es a José Carlos Bernal, el nuevo marido de Carmen. Dicen que la ayudó a encontrar una estabilidad que parecía utopía. Hostelero de profesión -en el mundillo se le conocía con el sobrenombre de Furillo, en honor al personaje de Canción triste de Hill Street-, destacan de él su generosidad, afabilidad e infinita paciencia. 

Junto a él no solo ha afrontado el cambio de anónima a estrella, sino también una transformación física muy notoria. Carmen es otra. O, al menos, eso ha intentado a golpe de bisturí con reducción estomacal, retirada de papada y retoques múltiples en un rostro muy rentable.

Porque Carmen se ha hecho de oro. Y no por ser directora de programas de televisión en los que dejó huella por su fuerte temperamento y su exigencia. También por los brillantes datos de audiencia que cosechaba. Incendiaba las redacciones al mismo tiempo que conseguía que los mejores testimonios acudieran en tropel al Día a Día en el que fue pieza fundamental. 

Su atronador carácter, el desparpajo y la vehemencia le valieron para dar el salto al mundo de la colaboración

Contratada por una de las productoras más punteras recorrió las principales cadenas nacionales y autonómicas hasta que el reality con Terelu y su madre despertó una voracidad inacabable por la pantalla. Su atronador carácter, el desparpajo y la vehemencia que demostró en aquel inenarrable formato le valieron para dar el salto al mundo de la colaboración, en el que ha tenido que abordar todo tipo de polémicas. Incluso explicar cómo fue el suicido de su padre cuando ella era una adolescente. Un episodio del que no siempre ha querido hablar y que le marcó sobremanera.

Superviviente de un cáncer, la enfermedad y la tragedia han formado parte de su vida. Se rompió cuando su hermana tuvo que ser sometida a una doble mastectomía y mucho más cuando su madre casi pierde la voz por un tumor en sus cuerdas vocales. A pesar de todo, Borrego mira al futuro con optimismo y ya barrunta cuál será el leitmotiv de su próxima exclusiva. No hay tiempo que perder.

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