Con el precio de la gasolina rondando el euro por litro, la subida de los gastos ordinarios y la actual coyuntura económica, los vigueses se lo piensan dos veces a la hora de coger el coche. Si a ello se suman las obras que complican el tráfico por medio centenar de puntos de la ciudad, conducir por Vigo es una misión casi imposible.

Ante esta situación, cada vez más ciudadanos optan por utilizar el autobús para sus desplazamientos. En 2008, Vitrasa alcanzó los 22.892.059 viajeros, casi medio millón más que en 2007.

Como el objetivo es ahorrar, han aumentado también las Tarjetas Verdes, con las que es posible ahorrarse 36 céntimos por viaje (en el caso de la tarjeta normal) o incluso, viajar gratis (pensionistas). En 2008 fueron expedidas 38.000 y actualmente hay unas 315.000.

Según los datos de la compañía, el 74% de los viajeros paga con esta tarjeta, de modo que sólo la cuarta parte de los ciudadanos paga el billete ordinario, que actualmente alcanza los 1,13 euros.

El mes del año con más usuarios (unos dos millones) fue octubre, gracias al comienzo del curso universitario; mientras que diciembre, con 1,6 millones, fue el mes de menos viajeros por culpa de las vacaciones de Navidad, según el director de Vitrasa, Juan Carlos Villarino.

Atascos

Ahora bien, subirse al bus tampoco implica librarse de los atascos. «En la avenida de Castelao dejaron dos carriles de 2,5 metros, lo que miden los autobuses sin retrovisores, por lo que el tráfico se paraliza», asegura Villarino. En otras zonas, como Sanjurjo Badía llegan a atascarse hasta tres vehículos C3, que tienen una frecuencia de 15 minutos.

Ante esta situación, las quejas de los usuarios se dirigen hacia los conductores, que se ven obligados a circular por Vigo a una media de 14 kilómetros por hora. En las zonas en obras, como Policarpo Sanz, el cuentakilómetros se reduce a los siete kilómetros por hora.

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