En la sentencia, hecha pública hoy por la sección primera de la Audiencia toledana, también se condena, por los mismos hechos, al empresario Antonio N.F., a cuatro años y seis meses de cárcel, puesto que ambos actuaron de común acuerdo para apropiarse del dinero de 54 clientes, a la mayoría de los cuales ya ha resarcido la entidad.
Ambos también han sido condenados a indemnizar a la entidad con la cantidad apropiada, 1.312.722 euros, de los que más de 800.000 fueron derivados a la cuenta de Antonio (propietario de una gasolinera) y el resto se lo apropió Alfredo directamente.
Métodos
Los métodos utilizados eran varios, uno de ellos mediante la apertura de libretas a plazo a los clientes, a los que no ingresaba el dinero en metálico que le entregaban y tampoco contabilizaba otros abonos, todo lo cual reflejaba con máquina de escribir para no dejar rastro informático.
También cancelaba operaciones sin el consentimiento de los titulares de las cuentas y obtenía reintegros aprovechándose de documentos firmados previamente por los clientes hasta llegar, incluso, a imitar la firma de alguno de ellos. La sala no accede a la reclamación de la entidad por daños de lucro cesante por entender que "existió cierta negligencia o falta de cuidado en Caja Castilla-La Mancha que posibilitó la defraudación durante casi diez años".
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