Desesperación y caos en Barajas por el temporal: "Nos han tenido desatendidos y nos mentían constantemente"

Gente en el suelo del aeropuerto de Barajas.
Gente en el suelo del aeropuerto de Barajas.
CEDIDA / JOSÉ MIGUEL LORENTE
Gente en el suelo del aeropuerto de Barajas.

Durmiendo en un Starbucks, alimentándose de comida preparada y sin poder ducharse. Así ha pasado los últimos tres días José Miguel Lorente en Barajas, después de que la borrasca Filomena obligase a cancelar su vuelo a Palma de Mallorca el pasado viernes por la tarde. Las 72 horas que ha vivido sin salir del aeropuerto han constituido un auténtico calvario marcado por la "desatención" y la "desinformación", que afortunadamente ya ha terminado con su llegada al archipiélago.

Cuando a las once de la noche del viernes hicieron desembarcar en Barajas a los pasajeros del vuelo de las 19.45 horas a Palma, en el que iba José Miguel, no se le ocurrió pensar que permanecería hasta el lunes por la tarde en la T4. De hecho, el primer avión en el que los reubicaron debía partir hacia las islas a las 7.20 del sábado, lo que lo animó a pasar la noche en la terminal. Imposible. Las pistas estaban impracticables. Desde entonces, las constantes cancelaciones le permitieron acumular hasta seis o siete tarjetas de embarque de viajes que nunca salieron.

Obligado a quedarse en la terminal ante la imposibilidad de conseguir un hotel en las inmediaciones de la línea de metro que lleva al aeropuerto, "al estar todos completos", José Miguel lamenta el trato "altivo y despectivo" dispensado por parte del personal de Aena y de las compañías durante su estancia en Barajas. "No nos daban de comer, estábamos desatendidos completamente. Lo único que hacían era mentirnos. Todo el tiempo nos decían que volaríamos al día siguiente y así nos han tenido engañados", les reprocha.

"No nos daban de comer, estábamos desatendidos completamente. Lo único que hacían era mentirnos"

Como él, decenas de personas han pasado estos tres días sobre el pavimento del aeropuerto o en colas infinitas para recibir algo de información. "La gente dormía en el suelo, algunos con cartones, con mantas; otros en bancos metálicos", relata. Ahora, ya de vuelta en Palma tras haber comprado un billete con otra compañía, José Miguel ha tenido que reclamar su maleta, que sigue en Madrid, y no deja de cuestionar si las labores y los mensajes de las administraciones ha sido la adecuada. "No todo estaba funcionando como decían", critica.

Filas en el aeropuerto de Barajas para obtener información.
Filas en el aeropuerto de Barajas para obtener información.
CEDIDA / JOSÉ MIGUEL LORENTE

Ana: "Esto es una vergüenza, no nos dicen nada"

Por una situación similar a la de José Miguel ha pasado Ana, que debería haber llegado a Las Palmas de Gran Canaria el viernes si Filomena no hubiera sumido en el más absoluto caos a la sociedad española en general y al aeropuerto de Barajas en particular. Desde entonces, tras la mayor nevada que se recuerda en la capital en el último medio siglo, ha visto con desesperación cómo le cancelaban los cuatro vuelos en los que la habían reubicado durante el fin de semana y el lunes.

Tras tres días intentando infructuosamente conseguir un pasaje para llegar al archipiélago, explica con impotencia que ni siquiera ahora sabe cuándo le van a ofrecer la posibilidad de desplazarse a Las Palmas. "Esto es una vergüenza, no nos dicen nada", exclama indignada, después de más de 72 horas de espera y de incertidumbre. 

"Los teléfonos no se atienden. Nos han cambiado vuelos constantemente hasta ahora. El mío estaba confirmado, salí de casa y una hora antes lo han cancelado. Te dicen que no vengas al aeropuerto, pero todo lo tienes que gestionar desde aquí con filas interminables", se desespera, presa de la frustración.

"Te dicen que no vengas al aeropuerto, pero todo lo tienes que gestionar desde aquí con filas interminables"

Precisamente sobre la concentración de gente y las aglomeraciones, Ana recuerda que esta coyuntura se produce en mitad de una pandemia y pone en duda que en Barajas se estén cumpliendo las normas para evitar la propagación del coronavirus. "Las medidas contra la COVID aquí son imposibles de respetar", asegura, y añade que no va a volver a casa de sus padres en Madrid -donde ha dormido las últimas noches- para evitar "contagiarles algo". 

Y, mientras aguarda a que le asignen un nuevo vuelo que, esta vez sí, llegue a las islas, se pregunta qué pasará con la PCR que necesita para entrar y que, con la espera, ya ha perdido su validez.

Iván: "He optado por un transporte alternativo"

En una escala en Madrid entre Santiago de Compostela y Bilbao, también Iván Vicente ha tenido que lidiar estos días con la imposibilidad de llegar a su destino y la dificultad de hallar el modo de lograrlo. Aterrizado en la capital el viernes, ha debido soportar, como Ana y José Miguel, "colas monumentales" para recibir información y encontrar una solución a su problema.

Colas en el aeropuerto de Barajas para obtener información.
Colas en el aeropuerto de Barajas para obtener información.
CEDIDA / IVÁN VICENTE

Mientras se alojaba durante estos días en un hotel en el centro, que la compañía ha prometido abonar después de que los viajeros desembolsen el dinero de su propio bolsillo, Iván no dudó en acercarse al aeropuerto el domingo para conseguir una respuesta, a pesar del estado de las comunicaciones y ante la dificultad de gestionarlo de otra manera: "Ni por teléfono ni por web me permitían hacer nada".

A base de invertir más tiempo y de soportar más filas, Iván consiguió que lo reubicasen en un avión a Bilbao que debía partir este lunes, pero que tampoco ha llegado a alzar el vuelo. Hastiado, ha optado por un "medio de transporte alternativo" para viajar al País Vasco y solicitar, tras guardar una nueva cola, el reembolso del billete.

Mostrar comentarios

Códigos Descuento