El control sobre las máquinas de juego, entre las que se encuentran las clásicas tragaperras, y sobre los establecimientos que albergan dichos instrumentos de entretenimiento es cada vez mayor con el objetivo de que cumplan todos los requisitos recogidos en la normativa andaluza sobre juego.

Este control se traduce en un total de 28 expedientes sancionadores abiertos frente a los siete del año anterior. Es decir, se han multiplicado por cuatro y esto viene de la mano del número de inspecciones efectuadas en ese mismo período.

En concreto, y según datos facilitados a 20 minutos por la delegación del Gobierno de la Junta, en el ejercicio pasado se revisaron un total de 1.832 máquinas por las 536 del año anterior.

La apertura de un expediente sancionador puede finalizar con la multa efectiva que oscila entre los 601 y los 30.000 euros para los casos considerados más graves (como la carencia de documentación reglamentaria por parte del propietario de las máquinas de juego o del titular del establecimiento que las alberga).

No obstante, la ley también contempla sanciones más leves que no superan los 600 euros.

Entre las infracciones más usuales que dan lugar a las sanciones se encuentra curiosamente el hecho de que el titular del bar o salón de juegos en cuestión o personal del mismo hagan uso de estas máquinas, lo cual tienen «expresamente prohibido», según la Delegación del Gobierno de la Junta.

No obstante, por orden, la infracción más usual es carecer de autorización para la instalación de las tragaperras y demás máquinas de ocio en establecimientos , seguido de la falta de algún tipo de documentación reglamentaria recogida en la normativa sobre el juego dictada por el Gobierno autonómico.

Seguimiento a las tragaperras

Las populares máquinas tragaperras son las que centran la labor de las inspecciones efectuadas por la Junta.

De hecho, el año pasado el 85% de los controles se hicieron sobre este tipo de máquinas mientras que el 15% restante estuvo dedicado al control sobre otros dispositivos centrados en el mundo del videojuego.

Estos porcentajes fueron similares en 2007 cuando más del 87% de las acciones de revisión fueron dedicadas a las tragaperras, calificadas como máquinas tipo ‘B’ por la Junta, frente a las tipo ‘A’ dedicadas a ese ámbito del videojuego.

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