«Tienes que aguantar que a la terraza de tu negocio venga cualquiera a tocar y pedir dinero, pero no puedes contratar a nadie para que amenice con música a tus clientes». Con este gráfico ejemplo, el presidente de la Asociación de Empresarios de Hostelería de Málaga (Aehma), Rafael Prado, ilustra una ley andaluza «tan restrictiva que es imposible atender a la demanda turística de la capital».

Prado relata que la Ley de Espectáculos Públicos y Actividades Recreativas de Andalucía no permite a los bares y restaurantes, unos 1.800 sólo en la capital, poner música de ambiente o tener un televisor encendido. «Es sancionable y si reincide, te pueden cerrar el local», recalca. Y aunque reconoce que con los aparatos de televisión están viviendo de la «buena fe» del Ayuntamiento y la Policía Local, estos establecimientos ya han recibido denuncias por los dos citados conceptos ilegales.

Es más, el 16 de febrero se mantendrá un encuentro en la Cámara de Comercio entre los empresarios hosteleros de Málaga para «buscar soluciones coherentes». En este sentido, Aehma ha solicitado al Ayuntamiento de Málaga una reunión, concretamente con las áreas de Urbanismo, Medio Ambiente y Comercio para abordar la situación. Si ésta sigue sin resolverse, acudirán con un notario a los actos políticos y festivos que ponen música en la calle porque es una actividad «para la que no tienen licencia para ello».

Por último, Prado manifestó que la situación del subsector del ocio «es bastante complicada» por la legislación «excesivamente restrictiva» y la crisis económica. Y puso un nuevo ejemplo: en una capital como Málaga «no hay tablaos flamencos ni salas artísticas específicas para los turistas».

Menos ingresos en los negocios

Las ventas en los establecimientos hosteleros se están reduciendo un 50 % a causa de la crisis, argumentan desde Aehma, ya que muchos empresarios se encuentran «ahogados». «Si nuestra caja falla, como está pasando ahora, lo pasaremos muy mal», lamentó Rafael Prado, al tiempo que añadió que la coyuntura económica está haciendo «mella» fundamentalmente en las barriadas. Allí el turismo no está tan desarrollado como en el centro histórico, donde «se está medio aguantando el tirón».