Si ayer Stephen Daldry hizo enfrentar al respetable con la cruda realidad de la Alemania de posguerra en la que el recuerdo del holocausto sigue siendo una realidad muy presente, hoy ha tocado el turno a otra tragedia europea de la que no hace mucho aún escuchábamos sus ecos.
'Storm', del realizador alemán Hans Christian Schmid, ha ofrecido una visión kafkiana de los juicios por crímenes de guerra en la antigua Yugoslavia. Un proceso zancadilleado por intereses políticos y económicos, que termina por cumplir con otros objetivos que los que deberían interesar al Tribunal Penal Internacional de La Haya. La dura visión de la realidad jurídica europea ha levantado la que ha sido, hasta el momento, la mayor ovación de lo que llevamos de festival.
El propio realizador ha advertido sobre la fecha límite (2010) que tiene el tribunal para juzgar los crímenes de guerra en la antigua república antes que éstos pasen a los diferentes juzgados de cada país. "Nadie quiere trabajar bajo presión", ha asegurado Schmid, "y espero que con esta cinta la gente tome conciencia. Para algunos testigos hace falta más tiempo para acudir a la corte".
Un Tavernier confuso
Kerry Fox interpreta a una fiscal que se involucra casi hasta las últimas consecuencias en su caso. Cualquier parecido con Carla del Ponte ha sido desmentido. "Pero es cierto que tomamos muchas características de otros fiscales del tribunal", ha aclarado el director.
También a concurso se ha proyectado 'An electric mist'. El trabajo más reciente de Bertrand Tavernier se ha mostrado algo difuminado a ratos, después de un buen arranque. El que no ha flojeado ha sido Tommy Lee Jones, un policía con reminiscencias del Harry de Eastwood, que trata de resolver varios terribles asesinatos en el sur de Estados Unidos.
A primera hora de la mañana salió a escena el cuarto trabajo de Asghar Farhadi, About Elly. El largometraje es uno más de esos que levanta aplausos y silencios a partes iguales. Pero es un buen ejemplo del buen uso de la economía del lenguaje cinematográfico.
La historia, de dos horas de duración pero que podría haber durado media hora menos sin ningún problema, nos pone en la piel de un grupo de amigos que se enfrentan a una tragedia cuando deciden pasar un fin de semana fuera de casa. La obra, con corte muy teatral, posee una actuación coral bastante convincente.
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