La Asociación de Ayuda a Familiares y Enfermos de Anorexia y Bulimia de Castilla y León podría desaparecer por la falta de fondos a pesar de llevar trabajando en la región más de diez años.

La causa fundamental de esta crisis económica es la inexistencia de ayudas administrativas y la escasez de socios. «Sucede una cosa extraña en esta asociación que no pasa en las que trabajan con alcohólicos o ludópatas y es que muchas de las personas que se asocian cuando necesitan asistencia se borran cuando su problema se ha solucionado», lamenta el psiquiatra de la organización, Blas Bombín.

Esta circunstancia ha provocado que de los más de 800 pacientes de su historia, sólo 80 continúen pagando su cuota, entre 10 y 12 euros mensuales. «Hay una insuficiente conciencia de participación, aunque hay un grupo de personas que nos dan todo su apoyo y siguen ahí», añadió Bombín.

La asociación es la única que trabaja sin ánimo de lucro en la Comunidad y ofrece a los enfermos atención psiquiátrica y psicológica, terapia de grupo, terapia familiar, escuela de padres... En total hay un psiquiatra, cuatro psicólogos, una dietista y un asistente social que trabajan para los socios. «Eso supone un gran desembolso al que no se puede hacer frente sin socios suficientes ni ninguna ayuda».

El perfil de enfermos tratados por ellos es el de mujer de 20 a 22 años de edad que tarda unos dos años en curarse del todo. «Aunque muchos sanan, la mayoría tiene un alto riesgo de recaída, por eso hay que permanecer asociado», finalizó.

M. V. S. 33 años. «Estas enfermedades no se comprenden bien»

«Poca gente se imagina el largo camino que tuvimos que recorrer para lograr una respuesta a los problema de alimentación de un ser querido. Sufría en silencio, porque esas enfermedades no se comprenden bien, y la atención de la Seguridad Social no era suficiente. Por fin llegamos a esta asociación, un lugar que nos ofrecía esperanza, pero ahora está al borde de la desaparición por falta de fondos. Pedimos una ayuda económica».

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