El pasado mes de octubre, en la localidad cordobesa de San Sebastián de los Ballesteros, el agricultor Gonzalo Crespo descubrió una leona íbera mientras trabajaba en su terreno. Este relevante hallazgo arqueológico es una aportación más a la plástica ibérica, la contribución más importante de esta cultura, de la que ya contamos con importantes piezas.
El último hallazgo arqueológico que revolucionó las redes fue La Leona íbera en perfecto estado de conservación, datada de hace unos 2.500 años, que posteriormente fue trasladada al Museo Arqueológico de Córdoba. Sin embargo, esta no ha sido la única aportación que ha dejado el pueblo íbero y su cultura desde el s.VI a.C, ¿Cuáles han sido las cinco piezas más importantes recuperadas antes de La Leona?
La Dama de Elche
En 1897, de manera fortuita, La Dama de Elche fue descubierta en un campo de cultivo de la Alcudia, cerca de Elche (Alicante). Se trata de un busto esculpido en piedra caliza porosa, tiene una altura de 56 cm, un ancho de 45 cm y una profundidad de 37 cm.
La pieza se enmarca en la época del ibérico pleno, por lo que se sitúa en el periodo que va del siglo V al siglo IV a.C., por lo que los expertos coinciden en que la escultura tiene influencia fenicia y griega.
Hallada dentro de una especie de nicho, son muchas las teorías acerca de la que fue su función. Algunos investigadores coinciden en una función funeraria mientras que otros la relacionan con una función de culto y divinidad.
La Dama de Baza
En 1971 en la localidad granadina de Baza tuvo lugar uno de los hallazgos arqueológicos más importantes del siglo XX. La Dama de Baza, una escultura en piedra caliza del siglo IV a.C., era hallada en las excavaciones de la necrópolis ibérica de Cerro Cepero.
Se trata de la figura de una mujer sentada en un trono alado, que está vestida con tres túnicas y tiene una altura de 130 cm.
La escultura que muestra un conjunto de elementos suntuarios y simbólicos ha permitido a los investigadores considerar su función de urna funeraria.
Bicha de Balazote
Fue hallada en el paraje de los Majuelos, al lado del pueblo de Bazalote (Albacete). Sin muchos más datos de su descubrimiento, se sabe que fue entregada al Museo Arqueológico Nacional en 1910.
Se trata de un toro androcéfalo, que tiene una altura de 74 cm, un ancho de 95 cm y una profundidad de 39 cm. Formaba parte de un monumento funerario, en el que se cree que tenía una función protectora y de guardián de la tumba.
León de Nueva Carteya
La pieza fue hallada en 1920, entre los municipios de Nueva Carteya y Montilla (Cordoba), en un pequeño cerro llamado El Medio. Se trata de una escultura de piedra caliza con forma de león, con unas medidas de 114 cm de largo, 61 cm de ancho y 23 cm de profundidad.
Datado del s. IV a.C al s.V a.C., este tipo de piezas en forma de león se situaban cerca del recinto funerario de personas con alta relevancia social.
Leona del Cerro de los Molinillos
Fue descubierta en la década de los años 40 por agricultores mientras realizaban sus tareas, procede del yacimiento arqueológico del Cerro de los Molinillos, situado en las proximidades de la pedanía de Albendín, junto al río Guadajoz. Hasta el 2010 la pieza se encontraba en el hotel La Casa Grande que los Onieva poseen en Torrejón de Ardoz (Madrid), después fue entregada al Museo Histórico Municipal de Baena (Córdoba).
Según el arqueólogo y director del Museo Histórico Municipal de Baena, esta escultura sirvió de decoración en las tumbas. "Estas esculturas felinas solían utilizarse en la decoración de las tumbas pertenecientes a las élites aristocráticas de la época".
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