Este tipo de afección aglutina, sobre todo, casos de depresión, que en el sector docente llegan a cuadriplicar la media de un cuatro por ciento sobre el conjunto de bajas en otros ámbitos.

El presidente autonómico de enseñanza de este sindicato, Manuel Valero, ha manifestado no obstante que los primeros datos del curso 2008-2009 apuntan un descenso de hasta un 15 por ciento en la cifra de bajas por enfermedades mentales en el primer trimestre y atribuyó esta situación a la aplicación del decreto de Convivencia por parte de la conselleria de Educación, que ha generado "más disciplina" y la orden de la fiscalía por la que se perseguirá como atentado las agresiones a profesores.

En el curso 2007-2008 hasta 1.614 maestros y profesores de la provincia de Valencia entregaron partes de baja por enfermedad mental, una cifra que supera la de 1.327 afectados, en ese mismo periodo, por un malestar tan común como las enfermedades respiratorias, según ha comprobado la Central Sindical Independiente y de Funcionarios (CSI·F).

Existe una tendencia a incrementarse el número de bajas por enfermedades mentales a medida que se desarrolla el año escolar. Mientras que en el primer trimestre se alcanzaron, en el pasado curso, las 348, en el tercero se duplicaban y llegaban, respectivamente, a 616 y 123.

La explicación a "este creciente deterioro de la salud mental del profesorado conforme avanza el curso se debe al desgaste que supone estar más pendiente de lo que hacen los alumnos y de que te escuchen que de tu propia explicación", según Valero.

Según lamentó, "la falta de atención, insultos, escupitajos, sintonía de móviles, pinchazos o zancadillas a otros compañeros y, en general, problemas de disciplina y pérdida de autoridad del docente en la clase acarrean esta situación, que genera un desgaste de la salud del profesor o maestro que deriva en enfermedades mentales".

Estudios recientes esgrimidos por este sindicato demuestran incluso que aunque las bajas por deterioro mental afectan cada año a un 12-13 por ciento del personal docente, hasta un 60 por ciento presenta algún síntoma de malestar psicológico, como ansiedad, depresión, astenia, úlceras o el denominado síndrome del quemado o 'burnout'.

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