Viernes, 18 horas de la tarde. Comienzan las horas fuertes de compras del fin de semana. Pero no para los comercios de la plaza Porchets, sita junto a la de la Merced y recayente a la avenida María Cristina.

A partir de ese momento, una decena de jóvenes llega sobre sus monopatines y realiza todo tipo de acrobacias.

Un hecho que no sería relevante, si no fuera porque utilizan la estructura del busto erigido en honor a Blasco Ibáñez para practicar sus habilidades, además de complicar el paso de los viandantes.

Por este motivo, ya han tenido más de un roce con alguno de los comerciantes: «Me han roto los cristales de las claraboyas y he tenido que taparlas. Encima, si les dices que se alejen un poco te insultan y te amenazan. La policía no hace caso y he mandado cuatro escritos al Ayuntamiento, pero no ha servido para nada».

Así, este comerciante ha tenido que soportar improperios como «¡vete para dentro viejo payaso!», según ha denunciado.

No es un caso aislado. De hecho, la asociación para la recuperación de centros históricos Archival mostró ayer su preocupación por la proliferación de esta práctica en otras plazas como la de Manises o la Virgen y pidió que se habiliten «espacios alternativos».

La Policía Local multará con hasta 150 euros y podrá requisar monopatines a quienes los usen en zonas peatonales.

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