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El teletrabajo, una realidad gracias a la eclosión de las nuevas tecnologías

Videoconferencia múltiple de teletrabajadores de Tixeo, empresa de desarrollo de software.

Lentamente, pero con paso firme, el teletrabajo ha ido implantándose en la sociedad española en las últimas dos décadas y sigue creciendo gracias al desarrollo de las nuevas tecnologías. Aunque en el año 2000 internet ya era una realidad, su uso todavía no se había democratizado y las videoconferencias aún nos sonaban a película de ciencia ficción. No existían los smartphones, las redes sociales ni, por supuesto, plataformas de comunicación como Skype o Teams, herramientas todas ellas casi imprescindibles para trabajar desde casa.

"El teletrabajo ha cambiado en 20 años igual que la sociedad porque según han ido avanzando las nuevas tecnologías en todos los ámbitos de la vida, ha ido avanzando la forma de teletrabajar. Internet ha pasado de ser una herramienta de comunicación a ser ahora casi un medio de vida imprescindible para actuar", sostiene Guillermo García, profesor de Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social en la UNIR.

El Instituto Nacional de Estadística (INE) calcula que en 2006 –cuando la tecnología ya había dado un gran salto adelante– un 5,2% de los ocupados en España teletrabajaban de forma ocasional o habitual. El porcentaje no ha dejado de crecer año tras año hasta alcanzar el 8,3% en 2019. Y el dato se ha disparado en 2020 debido a la pandemia de coronavirus, que impuso el teletrabajo de forma casi obligada en muchas empresas. Según el Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas (Ivie) llegó a superar el 30% durante el periodo de confinamiento, aunque muchos de esos puestos volvieron a ser presenciales tras el fin del estado de alarma.

"Esto que nos ha pasado yo lo denomino ‘trabajo remoto forzado’ porque nos ha obligado a teletrabajar de prisa y corriendo, sin medios, pero el teletrabajo ha venido para quedarse. Ya existía antes de la pandemia y esta crisis lo que ha hecho es darle más visibilidad en la sociedad", apunta el profesor de la UNIR.

"No cabe duda de que en los próximos años el teletrabajo seguirá creciendo en España a un ritmo más elevado que antes de la Covid-19 porque la sociedad lo ha normalizado y ha tomado conciencia de sus ventajas: desde los beneficios para el medio ambiente a la mejora de la calidad de vida de los trabajadores, pasando por el incremento de la productividad de las empresas y la atracción del talento al margen de donde este se encuentre", añade Mª José Serrano, subdirectora de la Escuela Profesional de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense.

Liliana Arroyo, investigadora del Instituto de Innovacion Social de Esade, también apunta en esa dirección: "En los últimos meses se dice que hemos avanzado cinco años en este proceso de digitalización y de trasvase del trabajo presencial al remoto".

Una cultura "presencialista"

Pero a pesar del avance del teletrabajo, España sigue estando a la cola de Europa en cuanto a su implantación, muy lejos de Holanda y los países nórdicos, donde sus teletrabajadores habituales u ocasionales superaban ya el 30% del total de ocupados antes de la crisis sanitaria: Holanda (35,7%), Suecia (34,7%), Islandia (31%) -la media de la UE se sitúa en el 13,5%-. 

"El teletrabajo crece en España, pero muy despacio porque nuestra cultura y relaciones laborales son todavía muy presencialistas. Las basamos en que el trabajo presencial es la modalidad preferible para todos y seguimos con un esquema bastante antiguo de capital-trabajo. El teletrabajo implica un cambio de chip por parte de empresarios y trabajadores. El empresario debe tener mayor confianza en el trabajador no presencial, trabajar por objetivos y no por horas; y el empleado debe asumir más autorresponsabilidad e independencia respecto a las órdenes. Debe ser un win to win para empresa y trabajador", dice García.

También apunta, no obstante, al modelo productivo español con un hándicap: "Hay muchas actividades en las que no se puede implantar el teletrabajo, como agricultura, hostelería o el sector manufacturero. Tenemos muy buenas redes e infraestructuras, pero respecto a la economía del conocimiento estamos un poco por detrás de otros países". Un reciente informe del Banco de España (BdE) calcula que el 30,6% de los empleos en España podrían desarrollarse a distancia.

Los retos del trabajo a distancia

El BdE también analiza el perfil del teletrabajador y concluye que el trabajo no presencial aumenta con la edad y el nivel educativo, y es más frecuente en hogares con más de un hijo. Liliana Arroyo alerta de que su implantación masiva "puede provocar una nueva brecha en la sociedad" porque "a mayor nivel de ingresos, más posibilidades de trabajar a distancia existen". Además, agrava la brecha de género: "Cuando las dos personas de la pareja trabajan en casa y hay niños o dependientes, las tareas domésticas vuelven a recaer más en la mujer. A nivel de género nos hace ir para atrás".

Autónomos e indefinidos son, asimismo, los que más trabajan a distancia y las empresas de tamaño medio (50-250 empleados), las más receptivas a esa modalidad. Sobre este aspecto, Arroyo advierte de otro riesgo del teletrabajo, la proliferación de los falsos autónomos: "En un contexto de crisis, las empresas que necesiten reducir estructura para ahorrar costes pueden externalizar puestos de trabajo y recurrir a freelance que trabajen desde sus casas, dejar de tener empleados contratados y pasar a un modelo por cuenta ajena. Ya se vio en la crisis de 2008".

La investigadora de Esade también advierte que en muchas ocasiones "la flexibilidad del teletrabajo es más retórica que real porque al final el trabajador acaba trabajando más horas" y le cuesta desconectar. "Es más difícil establecer fronteras entre lo personal y lo profesional, se vuelven borrosas y a veces se confunden", subraya.

Puede repercutir en la salud emocional de las personas

Sobre ese aspecto, María José Serrano, subdirectora de la Escuela Profesional de Relaciones Laborales de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), recuerda que "en España existe el derecho a la desconexión digital" de los trabajadores: "La Ley Orgánica 3/2018, de 5 de diciembre, de protección de datos personales y garantía de los derechos digitales, estableció, por primera vez, de manera expresa, este derecho, con la finalidad de garantizar el respeto del tiempo de descanso, los permisos y las vacaciones de los empleados, así como su intimidad personal y familiar". 

Subraya, además, que el nuevo Real Decreto aprobado por el Gobierno para regular el trabajo a distancia incide en ese punto: "Precisa que el empresario no puede utilizar los medios tecnológicos de comunicación empresarial y de trabajo durante los periodos de descanso de los empleados, estando obligado a respetar la duración máxima de la jornada".

Otro reto que plantea el teletrabajo es gestionar correctamente el "alejamiento físico de los empleados", sostiene Serrano: "Tiene el peligro de afectar negativamente a las relaciones entre trabajadores, entre trabajadores y empresarios, y entre todos ellos con clientes y proveedores. Puede suceder que los trabajadores reduzcan el sentimiento de pertenencia a un proyecto empresarial y no se impliquen en su consecución. Además, el aislamiento puede reducir las relaciones interpersonales, facilitar la descoordinación, dificultar la creación de grupos de trabajo, y repercutir en la salud emocional de las personas, favoreciendo la depresión y ansiedad"

No obstante, a pesar de esos riesgos, la docente de la UCM pone en valor que el teletrabajo puede ayudar a "conseguir una adecuada conciliación de la vida personal y laboral de los trabajadores", como ya ocurre en países de nuestro entorno, donde "esta modalidad de trabajo es uno de los principales instrumentos de conciliación y está muy enraizada en la sociedad".

EN PRIMERA PERSONA:

Alfredo Simón, en el despacho de su casa.
"Los hombres también tenemos que pedir a las empresas poder conciliar"

Alfredo Simón, teletrabaja como asesor fiscal en Sincro.

"Llevo teletrabajando desde enero y la ventaja principal es la comodidad que me da estar en casa y la flexibilidad para poder conciliar mi vida laboral y familiar. Ya solo lo que me ahorro en transporte me supone una gran ventaja. Ahora puedo, por ejemplo, llevar a mi hija de 8 años al colegio e ir a buscarla, cosa que antes no podía. Creo, además, que es corresponsabilidad de los padres hacer este tipo de cosas porque normalmente son las madres las que las hacen. Los hombres también tenemos que pedir a las empresas poder conciliar. Y en realidad mi trabajo no requiere mi presencia física en la oficina para nada porque aquí en casa tengo mis dos pantallas, mi teléfono, mi conexión a internet... tengo todas las herramientas que necesito. La tranquilidad y el rendimiento que me da trabajar en casa, no me lo daba la oficina. De hecho, en casa tengo menos distracciones. Con el teletrabajo gana el trabajador, sin lugar a dudas, y gana la empresa, y si ganan los dos es algo que se va a imponer seguro".

Maribel Poyato, trabajando a distancia.
"He ganado en calidad de vida y salud, el teletrabajo me ha servido para conciliar"

Maribel Poyato, teletrabaja para Tixeo, empresa de software.

"El teletrabajo me ha servido, sobre todo, para conciliar vida personal y profesional. Antes me desplazaba en coche a la oficina y perdía dos horas al día, que ahora aprovecho para lo que me da la gana. El ahorro de tiempo y dinero me ha repercutido en una mayor calidad de vida porque antes estaba más estresada. También he ganado en salud porque tengo más tiempo para hacer deporte y puedo comer sano en casa todos los días en lugar del menú del día del restaurante, como hacía antes. Pero el teletrabajo tiene muchas otras ventajas, es bueno para el medioambiente porque evita desplazamientos en las grandes ciudades, y para la inclusión de personas con minusvalías, que igual no pueden ir a una oficina, pero sí hacer ese trabajo desde su casa. Para las empresas también es positivo porque pueden captar talento en cualquier parte del mundo –en Tixeo somos 18 empleados a nivel mundial y vivimos en ciudades distintas– y las plantillas son más productivas".

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