Un médico, condenado por homicidio imprudente al no diagnosticar un cáncer

  • Ha sido condenado a un año de cárcel y tres de inhabilitación.
  • Deberá indemnizar con 200.000 euros a la familia de la fallecida.
  • Era policía municipal, tenía dos hijos y murió a los 46 años.
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Un médico de Atención Primaria con consulta en el Centro de Salud
Valladolid Este ha sido condenado por un delito de
homicidio por imprudencia profesional cometido en el caso de una paciente, fallecida de cáncer en 2005, que a principios de 2002 acudió a su consulta quejándose de un
bulto en el lado derecho del cuello. El condenado lo achacó a una afección dental y no quiso realizarle pruebas diagnósticas ni derivarala a un especialista.

La sentencia de la Audiencia de Valladolid estima así el
recurso de apelación que el Ministerio Fiscal, al que se había adherido la acusación particular, presentó contra la
sentencia de julio de 2008 de un juzgado de Valladolid que condenó al médico como autor de una falta de imprudencia leve con resultado de muerte. Así, frente a la
multa de 900 euros inicialmente impuesta en primera instancia, la Sala condenó al médico a una pena de un
año de cárcel y a otros
tres de inhabilitación para el ejercicio de la actividad profesional, además de al pago de los
200.000 euros de indemnización al marido e hijos de la víctima.

La paciente, una
agente de la Policía Municipal
casada y con dos hijos que hoy cuentan con 22 y 15 años,
falleció a los 46 años a causa de un carcinoma ex tumor mixto.

Todo empezó el
15 de febrero de 2002, cuando María Luisa V.B, con una radiografía de la boca realizada en 1992, acudió a la consulta del médico de Atención Primaria del Centro de Salud Valladolid Este Antonio P.F. ante la aparición de un
bulto en el lado derecho del cuello, si bien el condenado lo atribuyó entonces a la existencia de una previa extracción de la muela del juicio y le prescribió un antiinflamatorio.

A partir de ahí, la paciente inició un
largo peregrinaje por la consulta de su médico de cabecera, a la que acudió numerosas veces hasta
septiembre de 2003 debido a que el bulto seguía creciendo y sufría dolores de cabeza continuos, aunque el facultativo en ningún momento le prescribió la necesidad de efectuar pruebas complementarias de diagnóstico y ni siquiera la remitió a un especialista maxilofacial.  

El 20 de
mayo de 2004 María Luisa fue atendida por un
especialista maxilofacial privado y fue finalmente intervenida en el Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid. Allí se le extirpó la glándula salivar. 

La mala noticia, por teléfono

El doctor que la operó comentó a la afectada que podía tratarse de una
tumoración maligna y que la masa estaba
muy extendida. La mala noticia se confirmó el día 11 de
junio de 2004, cuando María Luisa recibió una llamada telefónica que le dio a conocer el resultado del informe:
carcinoma ex tumor mixto, con invasión local de espacios vasculares (vasos) y perineurales (nervios).
Murió el 25 de febrero de 2005.
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