Bélgica se enfrenta a un nuevo terremoto político después de que el gobierno de Yves Leterme haya presentado su dimisión en bloque ante el Rey Alberto II por el 'caso Fortis'.
El motivo de la medida es el escándalo en el que se ha visto envuelto su Ejecutivo después de que el Tribunal Supremo belga le acusara de haber presionado a la corte que investigaba la frustrada venta de Fortis, el mayor banco del país, al BNP, que se fusionó finalmente con el holandés ABN-Amro después de que los gobiernos del Benelux lo nacionalizaran.
La decisión de Leterme, que ha presentado su dimisión en dos ocasiones anteriores (en diciembre de 2007 y en julio de este año -aunque no fue aceptada-) llega un día después de que dimitiera su ministro de Justicia, Jo Vandeurzen, por este mismo motivo.
La sombra de la escisión
Esta nueva tormenta poco tiene que ver con la crisis territorial que ha afectado también al país en los últimos año y que ha obligado al hasta ahora primer ministro a gobernar un Ejecutivo de unidad formado por cinco partidos.
De hecho, la elección del propio Leterme, en marzo de este año, llegó tras nueve meses de bloqueo político por las tensiones territoriales.
A principios de año se alcanzó un frágil acuerdo entre valones y flamencos para salvar la integridad territorial, aunque en varias ocasiones se ha debatido si el futuro del país pasa por repartir su territorio entre Francia y Holanda.
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