«¿Y ahora, dónde dejo el coche?». Esta pregunta se la hace Antonio Moya, empleado de un comercio de la capital, todas las mañanas y

todas las tardes. Su caso es sólo un ejemplo de los cientos de trabajadores que diariamente se enfrentan al reto de aparcar en el centro.

Antonio vivía con sus padres en La Chana y se trasladó a Cájar cuando se casó, «porque la economía no daba para más», asegura. Pero, «con el tiempo te das cuenta de que el ahorro en hipoteca se te va en la hora azul y los aparcamientos públicos».

Moya ha decidido, tras la vuelta de las vacaciones, alquilar una cochera. «Todavía más difícil que lo de encontrar casa», denuncia. Las plazas de garaje han subido tanto o más que los pisos. «En la zona de Recogidas me pedían 100 euros al mes; en Puerta Real, 120; en Gran Vía, 130... Una locura».

Sin embargo, ha tenido suerte y ha encontrado «un chollo en un callejón de plaza de Gracia, por 70 euros». Eso sí, pagando un año por adelantado a través de un contrato privado. «Todo en negro. Y es que, lo de comprar algo era imposible: 24.000 euros por siete metros cerca de la circunvalación». El señor Moya, pese a todo, se siente un hombre afortunado.

Precios

Por horas: El Ayuntamiento dice que en 2006 habrá 28.000 plazas públicas. Todos los parkings, excepto tres, cobrarán por horas.

Por meses: Las zonas más caras están en el casco histórico. Los precios oscilan entre 90 y 130 euros.

Lorena Pérez.

Trabajo en Gran Vía y aparco cerca de la plaza de Gracia. Vengo en coche porque tardo 15 minutos, mientras que en autobús más de 40. Eso sí, cada día me encuentro la denuncia de la ORA pegada en el parabrisas.

José Ramón Hernández.

Vivo en Huétor Santillán, trabajo en el Zacatín y aparco en la zona del Triunfo. Unos 45 minutos de paseo diario. La solución sería que a los trabajadores nos dieran unas tarjetas para poder acceder al centro.

Silvina Liendo.

Entro a trabajar a las 9.30, pero salgo de mi casa, en Churriana de la Vega, a las 8.00 para poder aparcar sin problemas en la zona del Camino de Ronda, a unos 20 minutos de mi trabajo. A veces es desesperante.