Es la otra cara de la síndrome posvacacional: las consultas sexológicas se disparan en el estío, y al regreso revelan problemas con la pareja. «Pensamos durante el año que nuestra insatisfacción deriva del estrés laboral y creemos que el verano es la gran época para nuestra sexualidad», explica Emilio Marqueze, director de www.marqueze.net, web especializada en consultoría sexual que incrementa su demanda en un 50% en verano.
Y la realidad acaba siendo otra: «Se dan cuenta de que tienen un problema que han postergado, y en septiembre llega la crisis», dice Emilio.
Problemas comunes
Los problemas de la libido son comunes, según Marqueze.net: Los hombres se centran en las disfunciones de su miembro (eyaculación precoz, impotencia...), y las mujeres, «menos egoístas», en su insatisfacción en la pareja. Así que si todavía queremos aprobar este nuevo curso: «Comunicación y cumplir las fantasías del otro desde ahora mismo».
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Un problema de concepto
«El síndrome posvacacional viene dado por un error de concepto –explica la psicóloga Elena Borges–, no entendemos que las vacaciones son para reponer energías, y las asumimos con expectativas muy altas». José Buendía, profesor de psicopatología de la Universidad de Murcia, niega la existencia de este síndrome: «Es una invención frívola de profesionales light. Lo que se produce es una situación de desajuste entre vacaciones y trabajo, por lo que se requiere un mero proceso de adaptación a un ritmo de vida diferente».
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