El arzobispo destaca la "sensatez" de Asturias frente a la pandemia como "excepción" a una "mala gestión"

El arzobispo de Oviedo, Jesús Sanz Montes, ha destacado en la homilía en la Festividad de la Virgen de Covadonga, 'Día de Asturias', la "sensatez, prudencia y razonables medidas" del Principado de Asturias frente a la pandemia de coronavirus como "excepción" a una "mala gestión" de la crisis sanitaria.

Así lo ha indicado este martes en la Basílica de Covadonga, en el Real Sitio, ante un aforo reducido por las medidas de seguridad pero con la presidencia del presidente del Principado, Adrián Barbón; del presidente de la Junta General, Marcelino Marcos Líndez; la delegada del Gobierno en Asturias, Delia Losa; representantes de los grupos parlamentarios y diversas autoridades.

Para el arzobispo, la gestión de la pandemia "ha sido desigual", algo que considera que "desazona" a los ciudadanos cuando ven que hubo "mucha improvisación, no pocas mentiras, y la intervención de la vida de una entera sociedad donde los sentimientos, los divertimentos, las creencias, la libertad, quedaban confinadas al albur de los 'magos de oz' o de los gurús con los martillos de siempre".

"Si hay engaño, improvisación, intereses inconfesables que esconden sus estrategias en el control de la libertad de las personas, de sus movimientos, de sus decisiones, estamos entonces ante una mala gestión que no busca el bien de las personas en una tragedia como la que nos asola, sino perpetuarse en las poltronas del poder o aspirar a desbancar a los que se sientan en ellas. Tanto más cuando vemos que van pasando los bochornos estivales dando entrada a nuevos sofocos que habrá que reconducir responsablemente. Porque la circunstancia que estamos viviendo desde marzo con esta malhadada pandemia, pone fuego a nuestra vida alterándola demasiadamente", ha dicho.

Según Sanz Montes, "parecía que la así llamada 'nueva normalidad' vendría por decreto, y que funcionaría porque así lo decide quien tiene el timón de la nave". "Pero luego la realidad es más libre o más terca, y no se ajusta sin más a los intereses políticos o económicos de quienes con este virus dibujan a su antojo y pretensión el mapa de nuestras vidas y sus estimaciones electorales. Unas veces alertándonos con pánico, otras diciendo que no pasa nada. Momentos en los que no podemos salir del búnker doméstico, y otras con un pistoletazo de salida para un casi 'vale todo' con mascarilla y las medidas de distancia. Y también los hay que se aprovechan de esta tragedia para intentar censurar la libertad religiosa a golpe de ordeno y mando", ha añadido.

No obstante, ha incidido en que "hay una plausible excepción que se refiere a nuestra región asturiana, donde la crisis sanitaria se ha planteado y gestionado con sensatez, prudencia y razonables medidas, en medio de un aluvión de gentes que nos han visitado en estos meses de verano". "Lo he dicho en varias ocasiones: que la gestión que de esta circunstancia se ha hecho en Asturias es de agradecer en el noble intento y el cuidadoso tiento con el que nuestras autoridades autonómicas y municipales, nuestros sanitarios y fuerzas de seguridad, han hecho bien sus deberes dentro de lo mejorable que tiene toda acción humana. Yo lo vuelvo a agradecer públicamente", ha destacado.

En un discurso con citas de Ortega y Gasset, el Papa Francisco y George Orwell, el arzobispo hizo mención a la incertumbre, la tristeza cotidiana y el riesgo de la apatía, para abogar por el compromiso colectivo y la esperanza.

Una esperanza que también pidió a la Virgen de Covadonga, 'La Santina', en la conmemoración de su día. "Nuestra prisa tiene que ver con la paz y el bien, la certeza y la esperanza, donde podamos realmente tomar de nuevo la vida entre las manos, recuperar el beso y el abrazo, los brindis y los encantos, la fe y la libertad que nunca nada ni nadie puede dejar confinadas", ha apuntado.

"Así se lo pedimos a nuestra Madre 'la Santina', aquí en su Santuario, en una fecha en la que toda Asturias se viste de fiesta en su día. Que la Virgen de Covadonga nos acompañe en este insólito comienzo de curso, que no deje de protegernos, para que la llama de la esperanza siga alentando nuestras vidas y la fortaleza de la fe nos haga serenos. Sólo así podremos aportar los cristianos el testimonio de la caridad como don supremo para los que sufren todas las consecuencias sanitarias y económicas que genera esta prueba tremenda de la pandemia que estamos sufriendo", añadió el arzobispo, que cerró su homilía con el poema 'Esperanza' del poeta cubano Alexis Valdés.

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