La actual coyuntura económica está provocando que poliferen prácticas que hasta ahora eran más minoritarias en el sector del alquiler. Según varias agencias inmobiliarias, «cada vez» más «parejas sin hijos» ahogadas por los gastos deciden alquilar una habitación para sufragar la hipoteca del piso.

Vanesa López trabaja como administrativa en una empresa y tras romper con su novio ha decidido alquilar una de las habitaciones de su vivienda. «Antes compartíamos los gastos, pero con mi sueldo es imposible. Ahora comparto mi casa con una estudiante que me paga 150 euros por una habitación con derecho a aseo y cocina».

A Ada, en cambio, no es su hipoteca la que le ha llevado a alquilar dos de las tres habitaciones que tiene su vivienda. Viuda y con hijos ya independizados, considera que es la única solución para ayudarles. «Uno estudia en Madrid porque quiere ser controlador aéreo y tengo que mandarle dinero todos los meses y el otro está separado y, entre la pensión que le pasa a su hija y su alquiler, no llega», se lamenta.

«Aunque la mayoría de los contratos se hace entre particulares (hay anuncios en farolas, paradas autobús...) estamos notando un aumento», asegura María Romero, agente de una inmobiliaria. El abanico de precios oscila entre los 130 euros al mes, hasta los 250 si incluye Internet, llamadas nacionales gratis, calefacción, y gastos de luz, agua, gas y comunidad.

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