Jugar a vencer la Covid en el campamento de verano: "Hemos hecho rectángulos para que los niños no se entremezclen" 

  • Los niños madrileños viven un atípico verano, con 11.575 plazas en las colonias urbanas adaptadas.
  • "Es más complicado tener un ratio menor con más protocolos porque hay que estar atentos en cada minuto".
Dos grupos de niños participan en una actividad durante el campamento de verano
Varios niños participan en una actividad, con distancia de seguridad.
Jorge Paris
Dos grupos de niños participan en una actividad durante el campamento de verano

Hacer de la norma un juego. Esta es la nueva estrategia con la que los monitores del campamento de verano del barrio madrileño Esperanza buscan que los niños se diviertan este atípico año, al tiempo que cumplen las múltiples normas que acarrea la Covid. Los 42 menores que tienen a su cargo están agrupados en seis grupos distintos, tal y como dicta la norma regional, que exige un monitor por cada cinco niños de entre 3 y 5 años y otro por cada nueve, de entre 6 y 12 años. Pero en este campamento no se habla de grupos.

"Les hemos dicho que son tribus para que crean que están jugando. Así entienden todas las normas que hemos tenido que añadir este año por seguridad, como no usar el mismo baño que otros grupos o compartir la zona de juego y la mesa del comedor con otras clases", explica el coordinador del centro, Ricardo Amor. "Al final son muchos cambios y esto les genera diversión a ellos y a nosotros, la seguridad de tenerlo todo controlado", añade.

Los niños de primaria, en una de las actividades.
Los niños de primaria, en una de las actividades.
Jorge Paris

El clan ‘Universals’ sostiene su versión. "Es muy divertido, porque cuando nos cruzamos con cualquier miembro de otra tribu tenemos que hacer algo", dice Javier, uno de los niños del aula de primaria. "¿Un ejemplo...? Pues si nos ven los de enfrente nos convertimos en estatuas, porque es la ley de la roca, y si nosotros vemos a un miembro suyo, le pintamos la cara", ríe bajo la mascarilla.  Esta es "agobiante", dice Javier, que ha encontrado la fórmula para no quitársela: "Si me afixio con la mascarilla me acerco a la ventana y respiro un poco". 

El aula de infantil participa de una actividad común, a distancia.
El aula de infantil participa de una actividad común, a distancia.
Jorge Paris

Todos la llevan. Y si alguno se la quita, hay que avisar. "Están concienciados, yo me la retiré un poco de la cara y una de la niñas me vino rápido a decir que me la pusiera de nuevo", señala Paola, monitora de este grupo. Es su tercer verano al cargo de estas actividades y nunca antes había tenido tanta responsabilidad, pese a que el número de plazas haya descendido casi a la mitad. "Es más complicado tener un ratio menor con más protocolos porque hay que estar atentos en cada minuto".

Pues cada estancia está delimitada con flechas para evitar el contacto y, cada vez que se mueven de estancia, esta se desinfecta. Hasta el patio recuerda a una yincana. "Hemos hecho pequeños rectángulos para que los niños no se entremezclen con otros que no son de su grupo", dice Amor. "No pueden tocar las barandillas y en el recreo tienen un espacio asignado", explica el coordinador en el recorrido. Cuenta con humor cómo los niños se adaptan mejor a las normas que sus propios padres. "A la hora de la recogida siempre hay alguno que nos pide entrar por una puerta que inaccesible por prevención".

El patio del colegio, delimitado por la Covid.
El patio del colegio, delimitado por la Covid.
Jorge Paris

Este año los niños madrileños han contado con 11.575 plazas: 10.075 de los distritos y otras 1.500 plazas del área de Familias dirigida por Pepe Aniorte. El Ayuntamiento ha priorizado la conciliación a la hora de conceder las plazas. Las fechas de la mayoría de los campamentos cubren los meses de julio y agosto, por quincenas y la primera semana de septiembre, hasta la reincorporación escolar.

"El Ayuntamiento de Madrid está haciendo un gran esfuerzo por ayudar a los ciudadanos, tanto en la conciliación como en la atención alimentaria de las familias en estos difíciles momentos por los que atravesamos", señala el área de Aniorte.

El ensayo para el inicio de curso

Comedor. Mantenimiento de las mismas agrupaciones de las aulas. Si no hay espacio se realizarán dos turnos y tienen productos individualizados.

Acceso. Desinfección de la suela de los zapatos al llegar al centro y lavado de manos con gel hidroalcohólico. Acceso escalonado de los niños que acuden acompañados por sus familias, en franjas horarias diferentes.

Aulas. Ventilación continua, distanciamiento entre los niños en actividades con materiales individualizados y la adopción de un horario de higiene frecuente de manos.

Patios. Las actividades en espacios al aire libre son prioritarias y las salidas, escalonadas. Hay desinfección de todo el material.

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