Arzobispado levanta la dispensa de ir a misa y permite suspender actos si no se puede garantizar aforo

El arzobispo de Sevilla, Juan José Asenjo, ha emitido un decreto tras el estado de alarma por el coronavirus en el que se declara el cese de la dispensa de la asistencia a la celebración dominical y demás fiestas de precepto, salvo cuando concurran causas graves, además de plantear que las hermandades y cofradías que prevean que no van a poder cumplirse, "sin grave incomodidad para los hermanos y otros fieles", las limitaciones de aforo y concentración de personas establecidas por las autoridades competentes están dispensadas de celebrar cultos, pudiendo cambiar de fecha los que sean actos internos.

En el escrito, recogido por Europa Press, señala que las medidas se desarrollan "pasado un tiempo prudencial desde el levantamiento del estado de alarma y, con ello, las limitaciones a la movilidad de los fieles". Además, se siguen las recomendaciones de la Conferencia Episcopal Española, que se reunió los días 6 y 7 de julio, y se ha consultado a la Consejería de Salud y Familias de la Junta de Andalucía, autoridad civil competente para el ámbito de nuestra comunidad autónoma, ante de "promulgar estas normas para la Archidiócesis de Sevilla".

En este marco, señala también que el párroco o responsable del templo establecerá medidas concretas para el mantenimiento de la distancia interpersonal determinada por las autoridades competentes, indicándose a la entrada del templo el aforo máximo permitido y siendo obligatorio el uso de mascarilla "cuando corresponda según las citadas disposiciones civiles". Asimismo, se ofrecerá gel hidroalcohólico o algún desinfectante general a la entrada y salida, colocando dispensadores en un lugar visible, y se seguirán las medidas generales de limpieza y desinfección de los lugares de culto y objetos sagrados.

Las pilas de agua bendita y bautismales estarán vacías y para el bautismo se usará un recipiente al que no retorne el agua utilizada. Asimismo, se evitará el contacto físico con las imágenes sagradas hasta tanto así lo aconseje la situación sanitaria.

En el desarrollo de la misa, se limita "a lo indispensable el número de acólitos, lectores y demás ministros del altar, especialmente en aquellos lugares en los que el espacio del presbiterio sea reducido". Estos deberán desinfectarse las manos "oportunamente antes de desempeñar su tarea en el altar".

Además, el saludo de la paz, "cuando no se omita, se sustituirá por un gesto evitando el contacto directo" y la eucaristía se distribuirá en silencio. "En el caso de que el sacerdote fuera mayor, o que así lo requieran otras circunstancias a juicio del celebrante, este designará ministros extraordinarios de la Eucaristía para distribuir la Sagrada Comunión", agrega, tras "exhortar vivamente a los fieles" a que recojan la comunión con la mano hasta que desaparezcan los riesgos del Covid.

De otro lado, indica que la celebración de otros sacramentos, "especialmente aquellos que ordinariamente congregan a un elevado número de fieles", se programará de modo que puedan respetarse las normas generales de protección y seguridad. "En el caso de celebraciones corpore insepulto, el aforo máximo permitido deberá ajustarse a la normativa específica en vigor emitida por la autoridad civil competente", agrega.

Para el uso de espacios exteriores de los edificios y actos religiosos en la vía pública, deberá solicitarse aprobación de la autoridad municipal competente, siguiéndose las medidas organizativas y de protección que dicha autoridad determine, además de autoridades religiosas si son en la vía pública o cultos externos extraordinarios de hermandades y cofradías.

Las actividades en locales pastorales -reuniones, encuentros o catequesis, atención de oficina parroquial- también contarán con medidas para garantizar el cumplimiento de las normas de distancia e higiene.

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