Se ha convertido, a sus 21, en la mujer más buscada del mundo del corazón. Su inesperada y sorprendente relación con Enrique Ponce ha provocado que la hasta ahora desconocida Ana Soria empiece a tener interés más allá del papel cuché.

20minutos ha podido confirmar que la joven almeriense ya ha recibido una oferta para dar el salto al mundo de las influencers con la propuesta de una conocida firma para que se convierta en su imagen o representación. Quiere ser la nueva Paloma Cuevas.

Aunque no se muestra del todo convencida, todo hace sospechar que su aparente incomodidad mediática es pose, interpretación o fingimiento. Ha borrado sus redes sociales y medita al calor qué pasos seguir ahora que ya es una celebrity.

Paloma Cuevas y Enrique Ponce fijan posiciones a golpe de portadas

Todo coincide. La fascinación de Ponce, la filtración interesada que recibió este que les escribe en el mes de enero y la tremolina mediática. El entorno de Cuevas barruntaba que algo así podía suceder. Ya hay quien cavila sobre el papel jugado por cada uno y el final que, para la mayoría, será precipitado como lo fue también la huida. 

Lo que nadie puede negar, eso sí, es que sigue habiendo buena sintonía, respeto y cierta admiración entre el todavía matrimonio que, tal y como publicamos hace unos días, ha previsto reuniones para decidir cuál será la logística a partir de este momento. Hay mucho de qué hablar, incluso en términos económicos.

No es para menos. Este periódico desveló en exclusiva que fue Paloma la que descubrió que Enrique estaba sufriendo un desfalco a manos de alguien de su entera confianza. Las cuentas no cuadraban. Tanto fue así que decidió llevarlo a los tribunales. A partir de entonces, la desconfianza de Ponce con su equipo fue en aumento. Ya estaba avisado de lo que había y de que, incluso, tras el escándalo podrían llegar las vendettas, como así ha sucedido.

Y lo que te rondaré morena, pues hacen fila quienes quieren aprovechar el tirón y sacar una buena tajada. Suerte que, como siempre, Paloma ha sabido templar y complacer. Es quien mejor lo conoce. Y nadie cree que este punto vaya a cambiar, ni siquiera con el desembarco de la nueva.