Asimismo, el Consistorio ha señalado que "el cumplimiento de las normas de velocidad no solo supone una mejora de la calidad de vida en las zonas urbanas, evitando poner en peligro la vida de peatones y ciclistas, sino que supone también un importante impacto en el medio ambiente y el consumo de combustible".
En zonas urbanas, especialmente en los casos de atropello, la velocidad resulta determinante, ya que a partir de 80 kilómetros por hora es prácticamente imposible que un peatón no fallezca en un atropello, mientras que a una velocidad de 30 kilómetros por hora, el riesgo de muerte del peatón se reduce al 10%.
En el caso de los ocupantes del vehículo, la velocidad máxima a la que el cinturón de seguridad puede protegerlos es de 70 kilómetros por hora en caso de accidentes frontales y de 50 en impactos laterales. Circular a una velocidad adecuada podría evitar, prácticamente, una cuarta parte de las muertes por accidente de tráfico.
El incumplimiento de las normas de velocidad está tipificado como infracción grave o muy grave y puede suponer la pérdida de entre dos y seis puntos, en función del exceso de velocidad cometido.
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