Cuando muchos mascaban que Zaplana y Ripoll acabarían con él, abatiendo con fuerza dominó su guardia pretoriana, o Castedo y Llorens, la fiera más indómita de nuestro zoo nativo, tan sólo equiparable al perenne Valenzuela, no sólo se levanta del polvo de la arena con ímpetu de acróbata, sino que encima vence e impone condiciones. Tantas, que ahora decide comandar de nuevo, y en su cuarta y gladiadora edición, la papeleta del PP para la primavera 2007, presidir su comisión local y zanjar quién será y quién no regidor. Porque, a pesar de la fisura interna, del sopapo de Elche y de la liposucción electoral de Zapatero, Alperi tiene cuerda para rato. Y sabe cuándo echar la dinamita.