En una entrevista concedida a Europa Press, Darias señala que, aunque lo más aparente de la actual situación de la industria musical es la continua cancelación de festivales, como el FIB o el Mad Cool, y de las giras de grandes artistas nacionales e internacionales, "lo peor es la situación de mucha gente del sector".

Electricistas, técnicos de sonido, montadores, hasta encargados de catering o vestuario... son algunos de los afectados, si bien, para el experto de UNIR, entre los que "más están sufriendo y más van a sufrir esta crisis están los propios músicos de apoyo", quienes acompañan a los artistas principales.

Se trata, apunta Darias, de trabajadores "que no cuentan con los márgenes que tienen quienes acompañan a grandes estrellas" y que, además, tienen una "gran incertidumbre en este momento, porque no cuentan con garantías suficientes en sus contratos.

"Porque ¿hasta qué punto se puede considerar su trabajo y su fin como algo de fuerza mayor?", se pregunta el experto, quien señala que "esta cadena de trabajadores es muy larga" y con una crisis por delante, además, "que nadie sabe cuánto va a durar en el tiempo". "No es lo mismo -añade- alguien que depende de un gran promotor, que son los menos, que gente que tiene menos cobertura".

A esta situación laboral suma, por otra parte, otras consecuencias, como todo lo derivado de la devolución de entradas, "que está dando muchos problemas, porque hay plataformas de venta que, si el promotor y el artista no devuelven dinero, no pueden a su vez hacer la devolución de las entradas a los espectadores".

Con todo, para Darias, "se puede sacar un aspecto positivo, que ha quedado constatada la importancia de la música en su aspecto social dentro del ocio y el entretenimiento, con la gente como parte de la experiencia", si bien ha reconocido que, al mismo tiempo, "se demuestra también la fragilidad del sector".

Un sector, sin embargo, ha defendido "que tendrá ahora que reinventarse", algo que ha hecho muchas veces ya a lo largo del tiempo. Así, Darias de las Heras recuerda cuando "a principios del siglo XX, aparecieron las grabaciones; luego, vino la radio y la televisión; el satélite; y, ya, por último, Internet".

"Y siempre, cada vez que ha aparecido algo que hacía peligrar la industria de la música en directo, el sector ha sabido reinventarse, siempre ha ido cambiando de formato para adaptarse a las circunstancias", algo, a su juicio, que volverá a ocurrir ahora, "aunque todavía de una manera imprevisible, como ocurre con casi todo".

En este proceso de cambio, es evidente la influencia de la música a través de las redes sociales, como ha venido ocurriendo con múltiples actuaciones o conciertos con varios artistas, incluso internacionales, a lo largo del confinamiento.

Algo que se va extendiendo pero que "sin embargo, aún no se sabe del todo cómo monetarizar" para que rinda beneficio económico como los conciertos o las giras en vivo, salvo en casos puntuales de música clásica o de ópera, pero siempre proyectados en grandes espacios como teatros o salas de conciertos.

Con todo, Darias reconoce que, en el caso de la música por internet, los conciertos en 'streaming', "de momento, y sin saber bien cómo rentabilizarlos y monetarizarlos", lo que sí se detecta es "un aumento de la piratería", otro de los grandes riesgos de esta vía, que sería necesario controlar.

Y siempre, todo desde la "incertidumbre de no saber cómo va a ser el futuro", lo que afecta a las grandes giras y festivales "que este año se han cancelado o pospuesto" en casi su totalidad, "pero que tienen complicado irse incluso programando para el año próximo", contrataciones que, en el caso de artistas internacionales "deberían estarse haciendo ya".

Pero, como ha recordado, es algo que también afecta a los más pequeños eslabones de la cadena de la industria musical, por ejemplo, las orquestas que viven de las actuaciones veraniegas en verbenas o en fiestas, y que, este año, "tampoco tienen mucha salida en estos momentos".