STEC ha adoptado esta postura tras una valoración inicial del planteamiento, que consideran "malo e inaceptable" después de reunirse de urgencia el secretario de la organización, que se opone de forma "contundente" a la vuelta a las clases de "todo el alumnado, sin excepciones".

Así lo han trasladado a Europa Press fuentes de la organización sindical, que en un inició consideró que la reapertura de centros este final de curso para estudiantes de Bachillerato, Formación Profesional y Enseñanzas de Régimen Especial podría tener "algún sentido" desde el punto de vista pedagógico, de cara a las pruebas de acceso y a la EBAU.

Sin embargo, STEC ya avisaba de que en el resto de niveles educativos la apertura de las aulas para tres o cuatro semanas "no aportaba nada".

Además, el sindicato, mayoritario en la educación cántabra, avisaba de que iba a seguir exigiendo que antes de emprender cualquier actividad presencial se garanticen todas las medidas de seguridad necesarias.

A ese respecto, consideraba que en los niveles superiores, en los que los alumnos son ya "prácticamente personas adultas", sería "más fácil" respetar las recomendaciones de higiene y distanciamiento social para prevenir contagios.

El STEC se ha expresado así tras conocer la postura que la consejera de Educación del Gobierno cántabro, Marina Lombó, ha trasladado a la ministra del ramo, Isabel Celáa, basada en realizar una vuelta a las aulas a partir del 8 de junio.

La misma no podrá suponer la presencia de más de 15 estudiantes por clase y será voluntaria para los estudiantes de Bachiller, quienes opten a un título de FP -los segundos cursos de los grados medio y superior- y los de Enseñanzas de Régimen Especial que tengan que presentarse a una prueba de acceso a enseñanzas superiores.

En el STEC se mostraron desde el inicio "relativamente satisfechos de que la Consejería haya tenido que renunciar al disparate de abrir los centros para la etapa de Educación Infantil, 4º de ESO y centros de Educación Especial", como se pretendía inicialmente.