Hace más de 12 años que Alba Carrillo se subía por primera vez a la pasarela de un talent show inolvidable. Supermodelo (Cuatro) fue, para ella, no solo un trampolín para realizarse como maniquí, sino también para convertirse en rostro habitual de la prensa del corazón. Su carácter excéntrico y el desparpajo que demostró le hicieron brillar sobre el resto de las concursantes que, ni por asomo, obtuvieron el mismo éxito o repercusión. 

Presentadora, colaboradora y modelo, Alba es un filón para los programas de televisión, que hacen rifas por tenerla cerca. Quienes la contratan son conscientes de que el carácter y su poca paciencia son un cóctel explosivo que da audiencia y genera expectación. Carrillo funciona en el minuto a minuto de los shows y sus opiniones -normalmente fundamentadas- provocan debate y confrontación. No se calla ante lo que considera injusto y no teme resultar bélica o conflictiva aunque con ello despierte el odio de enemistades peligrosas.

Además de por su trabajo, su fama corazonera proviene de su intensa vida sentimental. En 2010, se hizo pública su relación con el deportista Fonsi Nieto. Una historia de amor que desembocó en el nacimiento de Lucas, su único hijo hasta la fecha. A pesar de que lo suyo fue frágil y solo duró un par de años, sus caminos nunca han podido separarse. Fonsi y Alba han mantenido desde entonces enfrentamientos muy dolorosos que fueron, en su gran mayoría, motivo de demanda y juicio. 

La influencia de terceras personas, una actitud poco o nada conciliadora y la cabezonería de ambas partes dinamitaron acuerdos y propuestas que, en efecto, podrían haberles evitado tan angustiosa travesía del desierto. El paso del tiempo y el cariño que un día les unió ha hecho que la tensión se haya rebajado notablemente hasta el punto de poder mantener conversaciones sin reproches ni condenas.

Años después de romper con Fonsi, Alba fue conquistada por Feliciano López. El tenista cayó rendido a sus encantos y muy pronto le juró amor eterno. Aunque tuvo noviazgos con famosas de cierto relumbrón, Alba fue la primera en llevarlo al altar. En 2015 se dieron el sí quiero en una boda que fue más bien paripé. Ni él quería casarse, ni ella estaba convencida de emparentar con una familia que nunca la aceptó. 

Alba lo pasó mal durante su idilio al sentirse poco deseada y porque, poco a poco, descubrió un hombre muy diferente al que había conocido. El final del matrimonio se desencadenó tras unos conflictos que afectaron también a amigos y conocidos. La repartición de los bienes gananciales fue motivo suficiente para empezar una guerra judicial que, meses más tarde, acabó en un acuerdo confidencial. Desde entonces, Alba intenta no hacer declaraciones hirientes sobre él, aunque es evidente que su opinión no ha cambiado.

La actualidad de nuestra protagonista sigue ligada a la pequeña pantalla. Vive la vida al lado de Emma García durante los fines de semana de Telecinco y, de vez en cuando, colabora en el programa de Sonsoles Ónega. Tras pasar por Gran Hermano VIP, reconoció haber iniciado una relación sentimental con el presentador Santi Burgoa que, es evidente, le ha ayudado a recuperar la calma.

Se conocieron cuando este que les escribe explicó en Cuatro al día –espacio que conducía Burgoa- que Courtois, con el que tuvo un idilio fugaz, renegaba de ella en público. Una información que Alba afeó a Santi y que sirvió para que, poco a poco, sus lazos fueran estrechándose. 

De carácter extremadamente sensible, Alba es un torbellino adictivo en las distancias cortas que protege, por encima de todo, a sus familiares. Son su mayor regalo y el premio a su entrega y dedicación. Si no existiera, habría que inventarla.