A pesar de que la intensa lluvia y el frío suponían un riesgo para él, Ángel Rufino de Haro, ‘El Mariquelo', cumplió un año más con la tradición y el 31 de octubre llegó hasta la bola de la veleta de la catedral de Salamanca, para dar gracias a Dios y pedir por los más necesitados.
‘El Mariquelo' reconoció que el mal tiempo "era un riesgo añadido", pero sin embargo explicó que también es para el "un estimulante más". Además, manifestó que tomó sus precauciones y avisó que subiría con más calma y tranquilidad, hasta lo alto de la catedral porque afirmó que "hay que mantener la tradición viva".
El terremoto de Lisboa de 1755
Los orígenes de esta tradición se remontan al 31 de octubre de 1755, cuando se produjo el terremoto con epicentro en Lisboa y que también se dejó notar en Salamanca, llegando a pensar los ciudadanos de la época que llegaba el fin del mundo, por lo que corrieron a refugiarse en la catedral de la ciudad. En vistas de que el temblor no dejó víctimas mortales,
Esta familia mantuvo vivo el legado hasta 1976, año en que se interrumpió hasta que Ángel Rufino de Haro la retomó en 1985. Desde entonces, él es el encargado de hacerla cumplir, "por encima de todo", aseguró.
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