La muestra recoge fotografías e instalaciones relacionadas con la cultura japonesa, por lo que invita al espectador a sumergirse en un profundo viaje al país nipón. En ese sentido, Ana Soler explicó que la exposición ofrece la posibilidad de reflexionar sobre las “heridas” y “cicatrices” que genera la sociedad contemporánea, un comportamiento que a su juicio es más evidente en Japón.

Según la autora de la muestra, ciudades como Tokio adelantan en progreso y desarrollo en 50 años a un gran número de urbes occidentales. Por ello, adquiere mayor protagonismo la publicidad, el marketing y el poder de las imágenes. Esta artista encuentra en la contradicción la energía para su creación. El mundo de contrastes que la sociedad japonesa, tecnológica y tradicional supuso un terreno fértil para su inspiración.

Interior del ser humano

Además, Ana Soler reiteró que la instalación refleja una mirada hacia el interior del ser humano. En muchas de las fotografías que componen la muestra, capta gestos y miradas al detalle. En su opinión, se trata de elementos desde los que se construyen los mapas y representaciones del mundo.

Por último, Ana Soler destacó otra constante conceptual de su exposición son lo “visible” y lo “invisible”. Explicó que las piezas muestran y ocultan facetas que requieren acercarse y alejarse para ser observadas y tener una visión global de las mismas.

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