Ángela Cremonte: "Nos dejamos llevar por el relumbrón de una foto en Instagram"

  • La actriz protagoniza 'Mentiras' una trepidante historia de búsqueda de justicia y de la verdad. 
Ángela Cremonte, en la serie 'Mentiras'.
Ángela Cremonte, en la serie 'Mentiras'.
MARIO MARTIN
Ángela Cremonte, en la serie 'Mentiras'.

Mentiras es la nueva serie original de Atresmedia Televisión protagonizada por Javier Rey y Ángela Cremonte. Esta ficción española es la adaptación uno de los últimos fenómenos de la TV británica, Liar, un thriller creado por Harry y Jack Williams.

Mentiras cuenta la historia de Laura Munar, profesora de literatura en un instituto de Palma de Mallorca que tiene una cita con un reputado cirujano llamado Xavier. A la mañana siguiente, Laura amanece sola y con lagunas de memoria y una sospecha terrible: la han drogado y violado.

Frustrada por la incapacidad del sistema judicial para ayudarla, Laura emprende por su cuenta todo tipo de acciones y eso creará un duelo entre ambos que irá subiendo de intensidad hasta llevarlos a situaciones extremas, según la sinopsis.

Esta serie se estrenará en exclusiva en ATRESplayer PREMIUM este domingo, 19 de abril, antes de su emisión en el prime time de Antena 3, cuando haya concluido su emisión en la plataforma digital. Hablamos con su protagonista, Ángela Cremonte, sobre la serie, la profesión y el confinamiento. 

Mentiras es una historia dura, pero trepidante, ¿es así? Lo has descrito bien, es una historia que combina la dureza de un acontecimiento personal, algo muy íntimo que le sucede o que cree que sucede a una mujer, con el thriller, con el giro de guion y el ritmo trepidante.

¿Hay alguien a quien podamos creernos en esta serie? Pues depende, porque todo el mundo miente. Te diré que creyérais a la Laura, pero porque es el personaje que interpreto, es algo que te diría cualquier otro personaje. A mí la versión original de la serie me hizo dudar hasta el tercer o cuarto capítulo y eso es lo que tenemos que conseguir si lo hacemos bien, que el espectador diga ‘pero espera, un momento… Hay sólo una verdad, pero hay que descubrirla.

Laura y su amiga se toman la justicia por su mano, ¿es una mala idea? Sería deseable que nadie se tomara la justicia por su mano lo que pasa es que ella tiene una personalidad que no le permite quedarse sentada en casa cuando ella piensa que lo que le ha pasado es injusto. Y más cuando a ella la insultan como si ella fuera la verdugo. Y al final ella decide que se va a inmolar y que va a llegar hasta el final, aunque sea mintiendo o de manera ilegal. No lo hace sólo por ella, sino porque a nadie le vuelva a pasar lo que supuestamente le ha pasado. Se toma la justicia por su mano y evidentemente no es la mejor idea de todas, pero para ella es el mal menor. La única manera de tener justicia.

En eso de que no la crean y además la ataquen es algo en lo que muchas mujeres se verán representadas… Por desgracia sí, es un tema muy delicado que queríamos contar bien, con mucho respeto y con mucha verdad. Suele suceder que la supuesta víctima es doblemente victimizada, no sólo por el agresor, si no por una sociedad que la expulsa, que duda de ella repetidamente, casi al segundo, sin concederle el beneficio de la credibilidad. Y eso le pasa a muchas mujeres, tienen que pelear dos veces, porque se repare el daño íntimo y el daño social.

Hace usted de profesora de Literatura, ¿se inspiró en alguien? Me encanta, porque tengo un respeto y un amor por todos los profesores que he tenido, porque han sido muy importantes para mí. Yo he sido una gran empollona, nivel máximo. Mi madre me tenía que decir que saliera de mi cuarto y que dejara de estudiar. Y además de interpretación estudié Humanidades. Y mis profesores me han salvado el corazón muchas veces, así que me he basado en todos y en ninguno. Es una profesión muy importante. En ese sentido era un poco repelente, la que sacaba siempre sobresalientes (risas).

Y estudió Humanidades, ¿por si acaso? Pero ya ves tú Humanidades y la demanda de humanistas que hay en el mundo… yo estaba perdida por todos los lados, por ser actriz y por ser humanista (risas). Pero mi madre siempre me dijo ‘nena, vos estudiad lo que te guste’ y siempre me animó a hacer eso. También quise ser periodista, pero estudié interpretación. Me la jugué a dos cartas perdedoras y de momento voy capeando la cosa (risas).

La serie se llama ‘Mentiras’, ¿cuál es la trola más embarazosa en la que le han pillado? Millones de trolas… sobre todo de adolescente. Pero cosas normales. Una vez que yo pensé que me cortaban la cabeza fue cuando mi madre no dejaba que con 16 o 17 años durmiéramos juntos mi novio y yo -creo que tenía razón- pero yo le abría la puerta por la noche y él se metía a mi cuarto. Y una vez nos quedamos dormidos y luego no podía salir porque mi madre ya estaba preparando el desayuno. No me acuerdo ni cómo lo saqué.

¿Nos hemos dado cuenta ahora, todos confinados, de lo importante que son el entretenimiento y la cultura? Quiero pensar que en general nos hemos dado cuenta de lo importante que es el oficio del otro, al que no conocemos, del que no reparábamos y dábamos por hecho. Y quiero pensar que nos hemos dado cuenta de que el entretenimiento es una industria levantada por hombres y por mujeres que se despiertan muy temprano y que nos hace mucho bien. Es un oficio que, como muchos otros, no es imprescindible, no es esencial, simplemente es necesario. Es un matiz. Espero que nos hayamos dado cuenta de eso.

Porque la cultura no es solo a quien se ve ante una cámara… Claro, no lo digo solo por mi, que soy actriz, que hago series, que tengo equis seguidores en Instagram y que más o menos, con todos los problemas que tengo voy capeando este temporal, pero es que este oficio lo hacen muchas personas que tienen menos visibilidad. Gente que trabaja en teatros pequeños de ciudades pequeñas, por ejemplo. La cultura abarca a gente que hace catering para rodajes, a chóferes, a celadores de museos… La cultura no es una foto de una persona llevando un vestido caro que, por cierto, nos prestan.

¿Se tiende a banalizar ese oficio porque nos quedamos con el relumbrón? Es una parte del problema… nos guiamos por esa palabra, nos dejamos llevar por el relumbrón de una foto en Instagram y eso es la punta de un iceberg que no tiene base. Nos da un aroma a Hollywood que luego no está sostenido.

¿Hay mucho más de lo que se ve? No se ve lo que luego sucede en la trastienda, entre bambalinas, que es gente madrugando, cobrando lo que no se cobra en Hollywood y hablo de todos los compañeros, técnicos, maquilladores, etc. Es una profesión de estar echando catorce horas al día, viajando en una furgoneta para hacer una función en un pueblo pequeño -yo eso lo he hecho y lo sigo haciendo mucho- y es una profesión muy inestable. Con todo lo bonito que tiene.

¿Por qué no se muestra eso? Nos dedicamos al entretenimiento y lo único que queremos es hacer feliz a la gente, eso intentamos, y sólo mostramos lo bonito. A mí me encantaría que la gente pudiera ver cómo se hace un rodaje, cuánto cuesta levantarlo y como alguien conecta con algo para poder ponerse a llorar delante de una cámara… ver si eso cuesta mucho o poco.

El coronavirus nos ha hecho plantearnos cosas, ¿no? Antes no entendíamos el valor de una profesión como la de cajero o farmacéutico, no te digo ya los médicos. Ojalá todo esto nos ayudara para abrirnos a los demás.

Todas las localizaciones de esta serie y los escenarios son reales, muchas en Mallorca, ¿las echa de menos ahora? Madre mía, claro que sí. No había plató, todo eran escenarios naturales, o casas de verdad. Estábamos en la calle o en la playa o en mitad del mar, era una sensación de libertad… claro que lo echo de menos.

¿A qué se dedica en el confinamiento? Acabo de terminar la primera versión de una novela, eso me ha llevado mucho tiempo. Y luego lo que todo el mundo, a limpiar, a ir al mercado cuando se puede y a bajar y subir a la perra y a fumigarnos las dos 27 veces al día (risas).

Mostrar comentarios

Códigos Descuento