Los autobuses urbanos de Zaragoza tienen que realizar hasta una docena de giros peligrosos y complicados cada día por las calles de Zaragoza, en muchos casos poniendo en peligro la integridad de los peatones o creando atascos en el tráfico. Los mayores problemas se encuentran en las rotondas y en el centro de la ciudad, según explicaron los propios conductores y comprobó 20 minutos.

El giro del Coso hacia la plaza de España, las conexiones de César Augusto con el Coso y con el paseo Pamplona y la unión de Tenor Fleta con Sagasta son tres de los puntos negros del transporte urbano de Zaragoza, y llegan a afectar al tránsito de más de una decena de líneas.

Afecciones al tráfico (muchos autobuses se quedan cruzados en la calzada en medio de las maniobras), posibles accidentes y roces con aceras y peatones son los principales problemas que se derivan de estos giros.

Es lo que sucede en las confluencias de Tenor Fleta a Sagasta (línea 23), o Miguel Servet con la calle Asalto (línea 30). Sin embargo, el problema no se ciñe sólo al centro. En Delicias, el giro de Duquesa Villahermosa al Clínico (línea 22) o el de Tenor Fleta a la altura de Puente Virrey (24), en San José, ya ha provocado más de un susto.

En las rotondas (como la de la Ciudadanía), que tienen carriles muy estrechos, estos problemas no causan accidentes graves, pero sí que pueden ocasionar pequeños destrozos en los vehículos.

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