A Grela no da abasto, según los empresarios del polígono, y sólo hay una vía posible para frenar el caos de tráfico: el transporte público. Y, como asumen que el metro ligero todavía es un proyecto que ni siquiera está garantizado, exigen más líneas de buses para intentar poner freno a una situación «imposible».

El problema, aseguran, empieza con la dependencia que tienen seis de cada diez trabajadores (son más de 12.000 en el polígono) del coche, el único medio de transporte que usan para ir de casa a la oficina. Y estas cifras traen consigo un nuevo problema: la falta de aparcamiento, añadido a la cantidad de vados que pueblan las naves industriales de la zona. «Afecta a nuestra actividad diaria, a los negocios y, en general, a todos los usuarios», asegura Alfonso Rico, presidente del colectivo.

Miembros de la agrupación se reunieron con el líder del PP local, Carlos Negreira, para trasladarle los problemas de tráfico que sufre el polígono, que se vieron agravados hace una semana con la inauguración del centro comercial Dolce Vita. «Se lo avisamos al Ayuntamiento, fue una total falta de previsión», denunció el concejal.

Lo que sí adelantó el Gobierno local ayer fue el inicio de la tercera fase de las obras de reforma en el polígono, que traerá 280 plazas y una mejora en la señalización del entorno de A Grela.

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