Matones de gimnasio y de vale tudo (una modalidad de arte marcial), ex boxeadores, vigilantes de seguridad, porteros de discoteca, neonazis, pequeños traficantes... son los nuevos sicarios ‘no profesionales', como los describe la Policía, muchos de ellos españoles, dispuestos a participar en el sórdido mercado de las extorsiones, las amenazas, el cobro de deudas, los ajustes de cuentas, palizas e, incluso, asesinatos por encargo.

Sus tarifas por liquidar a ese ‘encargo' oscilan entre los 20.000 y los 50.000 euros. Algunos incluso se ofrecen en Internet. La Policía, que rastrea estos anuncios, es la encargada de dilucidar su veracidad o de si se trata sólo de una broma de mal gusto.

La mayoría de estos sicarios sólo da palizas, pero el dinero se mueve en los asesinatos. "Algunos se ofrecen para todo pese a que nunca han matado a nadie", explican a 20 minutos fuentes policiales. En España se producen cada año unos 40 asesinatos a manos de sicarios, la mayoría de ellos relacionados con el tráfico de drogas, según las mismas fuentes.

Y es que los principales grupos narcotraficantes tienen ya en nuestro país 'oficinas' para saldar sus deudas. En febrero, la Policía detuvo a 14 sicarios colombianos y desmanteló una de estas ‘oficinas' que tenían sedes en Madrid y en Bilbao. "Algunos de estos asesinos son ex paramilitares colombianos que se instalan en España con pasaportes de Costa Rica, Venezuela, Guatemala o México, con los que no hace falta visado. A otros se les llaman 'Tyson' porque llegan aquí, pegan (es decir, matan) y se van tras cumplir el trabajo".

Locutorios y bares

Las 'oficinas' de sicarios funcionan bajo la cobertura de negocios legales, como locutorios o bares. Trabajan para un cartel colombiano y cobran un porcentaje de la deuda satisfecha, que oscila entre un 5 y un 25%. Su objetivo principal no es matar, sino cobrar. Pero no siempre pueden y tiran de pistola.

El sábado 11 de octubre, un colombiano fue asesinado tras recibir diez balazos en la puerta de su casa de Seseña (Toledo). La Policía investiga un posible ajuste de cuentas por tráfico de drogas.

El miércoles pasado, la Policía tuvo que abatir en el municipio valenciano de Massanassa a un sicario, "un peligroso asesino a sueldo colombiano". Tenía seis órdenes de búsqueda y captura y al intentar huir hirió gravemente a un agente.

En Madrid, por ejemplo, las mafias búlgaras se han hecho con la seguridad de muchas discotecas. Sus vigilantes y porteros también se dedican al 'negocio' de las palizas a la carta.

Testimonio: Salvador Miralles, Ingeniero Industrial

"Matarme con un rifle costaba 50.000 euros"

Salvador Miralles, ingeniero industrial de 69 años, nunca se lamentará lo suficiente de tomar una decisión que le pudo costar la vida. "La gran cagada de mi vida ha sido meterme en política". Siete personas, entre ellas el ex alcalde del municipio barcelonés de Torrelles de Foix, Erasme Torrents (CiU), están imputados por planear su asesinato. Miralles aún espera que se ponga fecha al juicio.

¿Por qué planearon matarle?

Me propusieron entrar en política. Acepté y ese fue el gran error de mi vida. Ganamos las elecciones con CiU, aunque yo iba como independiente, y me nombraron primer teniente de alcalde. El regidor (Erasme Torrents) empezó a falsificar mi firma en cheques municipales y a cometer irregularidades.

Y no lo aceptó.

Por supuesto que no. Me pasé al grupo mixto y presenté una moción de censura junto al PSC. Entonces empezaron las amenazas a mi y a mi familia. Me llegaron a decir que me romperían las piernas. El día de la moción nos apedrearon con huevos.

Y ganaron la moción.

Sí. El PSE gobernaría año y medio y yo otro año y medio. Luego dejaría la política. Pero cuando me tocó ser alcalde los Mossos me dijeron que habían abortado mi intento de asesinato.

¿Cómo iban a matarle?

El ex alcalde y gente de su entorno habían contratado un sicario que me iba a matar con un rifle con mira telescópica por 50.000€. Luego encontraron a otro sicario que lo haría por menos.

¿Aún tiene miedo?

Voy a tener miedo toda la vida porque quien quiere verme muerto es un loco. Cree que el pueblo (Torrelles de Foix) es suyo y él es el cacique. Desconfío de las llamadas que me hacen, de los coches que me siguen. Siempre llevo el depósito lleno por si tengo que salir huyendo. Si no es por los Mossos yo ya estaría muerto 50 veces.