Insuficiencia renal y COVID-19: "Los trasplantados y en hemodiálisis deben extremar las precauciones"

  • Un trasplantado toma inmunodepresores, por lo que aumentan las probabilidades de que se infecte y se complique. 
  • "En Madrid hay unos 150 enfermos en hemodiálisis contagiados", asegura el doctor Fernando Tornero, presidente de SOMANE, la sociedad madrileña de Nefrología.
Diálisis
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FLICKR/ANDES - Archivo
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La infección por Covid-19 es especialmente peligrosa para determinados grupos de personas, como las mayores de 65 años y las que tienen patologías crónicas previas, como enfermedades cardiovasculares, pulmonares, hipertensión arterial o inmunodeprimidos. 

Dentro de esta lista encontramos a los pacientes con enfermedad renal, especialmente las personas con insuficiencia renal crónica o los que se han sometido a un trasplante de riñón

Estos pacientes están considerados de mayor riesgo que la población general por varios motivos, según cuenta el doctor Fernando Tornero, miembro de Sa S.E.N. (Sociedad Española de Nefrología) y presidente de SOMANE, la sociedad madrileña de Nefrología, “los enfermos renales son un grupo de riesgo que los hace más susceptibles a evolucionar mal en caso de coger la infección con este coronavirus. Tienen el mismo riesgo de coger la infección por el COVID-19 que el resto de la población, pero la evolución es peor”, nos contó.

Los motivos, a grandes rasgos, son los siguientes: con frecuencia están en situación de inmunosupresión; tienen una edad avanzada y enfermedades asociadas, factores que más influyen en el riesgo de complicaciones; y en el caso de las personas que precisan de hemodiálisis, por tener que desplazarse regularmente en transporte sanitario colectivo y permanecer horas en un espacio hospitalario cerrado.

Paciente en hemodiálisis, mayor riesgo de contagio

La insuficiencia renal en sí no hace que los que la padezcan tengan más probabilidades de contagiarse de coronavirus, pero sí sus circunstancias, pues, como hemos apuntado, las personas que necesitan acudir a las unidades de diálisis varias veces a la semana se exponen más al contagio, "son los pacientes con los que más problemas nos estamos encontrando, porque tienen que venir al hospital varios días a la semana, muchos de ellos se desplazan en ambulancia y tienen, por tanto, más riesgo de contagio". Por este motivo, las unidades de diálisis deben considerarse espacios muy relevantes desde el punto de vista epidemiológico al ser lugares con un alto riesgo de infección y de propagación del virus.

Si estos pacientes se contagian provocan, además, una serie de inconvenientes a las que las unidades de hemodiálisis tienen que enfrentarse, “se calcula, aunque las cifras varían mucho, que en Madrid hay unos 150 enfermos en hemodiálisis contagiados con COVID-19. Al ser pacientes de riesgo, la mayoría ingresan porque suelen evolucionar mal, pero hay un pequeño porcentaje que intentamos que se mantengan en su casa, salvo cuando tienen que ir al hospital para realizarse la diálisis, y esto está ocasionando un problema de transporte, tienen que venir en ambulancias individuales… y todo eso hace que el problema en su caso se vuelva muy complejo”, asegura el doctor Tornero. 

Por este motivo, es muy importante que, en cuanto una persona que tiene que acudir a hemodiálisis note síntomas “llame a los teléfonos habilitados en cada comunidad autónoma para notifica que tiene síntomas y a la unidad para que pongamos en marcha todo el protocolo. Además, en las unidades de diálisis se está haciendo un intento de detectar de forma precoz la infección de un paciente, les tomamos la temperatura, los controlamos por si tienen algún síntoma, si hay pacientes dudosos se les hace la prueba y se les separa de los demás para intentar evitar contagios dentro de las unidades”.

Si la prueba es positiva y no requiere de hospitalización, “se le aísla en la una sala aparte del resto de los pacientes y le recomendamos, si les es posible, que no vengan en ambulancia y lo hagan en coche particular”.

Además, en todas las unidades, se están tomando varias medidas para evitar el contagio entre pacientes, aunque no haya ningún caso diagnosticado, como mantener distancia de seguridad de dos metros,colocar mascarillas quirúrgicas a todos los pacientes y al personal, limitar la entrada lo más posible, desinfectar las instalaciones, etc. 

Trasplantados, una medicación que baja las defensas

Otro de los pacientes renales considerados de mayor riesgo son las personas que ha recibido un trasplante de riñón, pues toman una medicación que les bajas las defensas, lo que aumenta considerablemente las probabilidades de que una infección por COVID-19 y cualquier otra se complique, “estos pacientes, en comparación con las personas que tienen que venir a hemodiálisis, tienen la venta de que no tienen que venir al hospital de manera regular y están menos expuestos al contagio, pero el problema que tienen es la medicación que toman, los inmunosupresores, que reducen el riesgo de rechazo del órganos trasplantado, pero que les baja todavía más la defensas”.

Mientras no se contagien, no hay riesgo, pero si empiezan a tener síntomas, “se les debe bajar el tratamiento de inmunodepresores para que sus defensas estén un poco más fuertes, pero tampoco se puede quitar del todo porque aumentaría el riesgo de rechazo. Es complejo, porque toman una medicación que les bajas las defensas, pero que no pueden dejarlas”, asegura el doctor. 

Por este motivo, estos pacientes deberán extremar las precauciones y seguir aún más a rajatabla las recomendaciones generales de “no salir de casa a no ser que sea imprescindible, evitar el contacto con otras personas, llevar siempre puesta una mascarilla cuando salgan de casa, lavarse las manos con mucha frecuencia…”, porque en su caso, la prevención todavía es más importante debido al elevado riesgo de complicaciones. 

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