Nada fue dejado en manos del azar. Todo, hasta el más mínimo detalle, estaba calculado milimétricamente en la Universidad de Hofstra en Hempstead, en las afueras de Nueva York, donde tuvo lugar anoche el tercer y último debate entre los dos aspirantes a la Casa Blanca, el demócrata Barack Obama y el republicano John McCain.

Horas antes de que comenzara el esperado cara a cara, todo estaba ya en su sitio, desde los 152 metros de cable a las 1.400 líneas de teléfono habilitadas, pasando por los camerinos privados destinados a cada candidato.

En total, el centro ha invertido 3,5 millones de dólares en preparar el encuentro, cantidad que ha sido donada en su mayoría por tres antiguos alumnos.

Un año de planificación

La Universidad de Hofstra supo en noviembre de 2007 que albergaría el tercer y definitivo debate entre los candidatos a dirigir los Estados Unidos, y desde entonces se puso manos a la obra. Un total de 200 empleados del centro y 350 estudiantes voluntarios participaron en los preparativos.En cuanto a la seguridad, la portavoz de la Universidad explicó que corrió a cargo del propio

El encuentro, que comenzó a las tres de la madrugada, hora española, fue moderado por el periodista de la cadena CBS Bob Schieffer y, a diferencia de los anteriores, Obama y McCain estuvieron sentados juntos en torno a una mesa, un formato pensado para fomentar la interacción entre ellos.

Ensayar con los vasos de agua

A 20 días de las elecciones, tanto Obama como McCain eran conscientes de lo que se jugaban. Tanto es así que los dos pidieron que les diesen un vaso igual que al que iban a tener durante el debate, para asegurarse de que no se les resbalará de las manos ante los ojos de todo el país cuando bebiesen agua, informó RNE.

Además de los casi

El debate de anoche fue el último entre ambos candidatos y se presentó como la oportunidad definitiva para el candidato republicano de recortar la ventaja del demócrata. El tema estrella fue, nuevamente, la crisis económica.