Estas cifras se extraen del análisis de situación realizado por la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE) en colaboración con la Confederación Española de la Pequeña y Mediana Empresa (Cepyme), estimando un horizonte de cuatro semanas en la actual situación de parálisis en el consumo por el Estado de Alarma.

El análisis estima que la contención de la actividad durante dicho periodo afectará de forma intensa al empleo y en el conjunto de 2020 supondría prácticamente un estancamiento de la economía española y podría llegar a suponer la pérdida de unos 3.000 empleos en este ejercicio, de los que en torno al 61 por ciento se produciría en pymes.

A la contención en el consumo privado, habría que añadir la posible paralización de los procesos inversores como consecuencia de una mayor incertidumbre, junto con la caída de las exportaciones, inducida por la reducción de la actividad a nivel mundial y los posibles efectos de las fuertes caídas registradas en los mercados financieros.

Los resultados medios de esta estimación son bastante heterogéneos en las diversas ramas de actividad y van desde una caída del 7,3 por ciento en los servicios de hostelería hasta un impacto casi nulo en los servicios públicos, que en algunos casos podrían registrar incluso un efecto positivo.

MERCADO LABORAL

La traslación al mercado laboral de estas contenciones de actividad se presenta también bastante incierta, dado que la respuesta de los empresarios ante una situación excepcional como la que se está atravesando dependerá, en gran medida, de las posibilidades que tengan cada uno de ellos de asumir nuevos recortes en sus cuentas de resultados manteniendo las plantillas actuales ante la expectativa de transitoriedad de la situación.

En ausencia de ayudas específicas, las pymes se podrían ver especialmente afectadas, al contar con unos márgenes de maniobra mucho más limitados que las empresas de mayor tamaño y con una mayor capacidad financiera.

Por su parte, las microempresas absorberían el 23 por ciento de las pérdidas totales de empleo, lo que supondría una cifra similar a la que se registraría en el resto del sistema, seguidas por las pequeñas empresas, con el 22 por ciento y de las medianas empresas, que perderían cerca de un 25 por ciento.