Durante el desarrollo de la operación se efectuaron seis registros domiciliarios en Madrid, Gijón y Salamanca, donde se incautaron aparatos de transmisión, cámaras fotográficas, teléfonos móviles, dinero en metálico, y diverso material empleado para la comisión de estos robos.

A los componentes de la red ahora desarticulada se les imputa la autoría de 89 robos cometidos en dos meses, en las comunidades autónomas de Aragón, Cantabria, Asturias y Castilla-La Mancha.

La operación se inició a comienzos del mes de mayo cuando la Guardia Civil de Zaragoza tuvo conocimiento de la existencia de varios robos ocurridos en polígonos industriales de la provincia.

A partir de ese momento, la Guardia Civil inició un dispositivo de control y vigilancia sobre una serie de personas todas ellas de nacionalidad extranjera, sospechosas de la autoría de estos robos.

Fruto de este dispositivo, se detectaron diversos desplazamientos diarios por parte de estas personas desde Madrid y Salamanca a otras provincias, con el objetivo de cometer este tipo de robos, principalmente en cajas de seguridad de empresas ubicadas en polígonos industriales y gasolineras.

MODUS OPERANDI

La organización estaba compuesta por ocho personas con estructura paramilitar que utilizaban en la comisión de los robos sofisticados sistemas de transmisiones, inhibidores de frecuencia para neutralizar las alarmas, equipos de transmisiones, ropa oscura y guantes, entre otros.

Los detenidos prácticamente cada dos o tres días se desplazaban desde Madrid a otras comunidades para la comisión de los robos en vehículos de gran cilindrada, previamente alquilados.

Una vez en las proximidades del lugar elegido, los integrantes del grupo se desplegaban escalonadamente para establecer un dispositivo de alerta ante la posible presencia policial, contando para ello con dos vehículos que efectuaban labores de contra-vigilancia.

Seguidamente neutralizaban los sistemas de alarma de la nave mediante inhibidores de frecuencia y otros medios electrónicos y accedían a su interior desde los techos de los inmuebles, forzando las cajas de seguridad, apropiándose del dinero en efectivo y de otros efectos de fácil salida en el mercado.

Una vez cometido el hecho delictivo, los autores se refugiaban por uno o dos días en dos viviendas de seguridad que tenían alquiladas en Gijón y Salamanca. Al regresar a Madrid, las herramientas empleadas en los robos eran escondidas en descampados.

Desde esta ciudad las dos españolas detenidas a través de empresas de envío de dinero remitían el botín obtenido por los autores a su país de origen. Hasta el momento la Guardia Civil ha esclarecido plenamente un total de 89 robos cometidos en las provincias de Zaragoza, Cantabria, Asturias, y Guadalajara, si bien por el modus operandi empleado y otros indicios, los investigadores les consideran autores de otra gran cantidad de robos que en la actualidad se investigan.