En Málaga, el comienzo del otoño no lo marca su llegada oficial, el 23 de septiembre. En esta ciudad, la señal de que las hojas van a empezar a caer llega en forma de columnas de humo, las que forman los puestos de castañas asadas. Son una treintena: la mitad se reparten por el centro y el resto por distintos barrios.

Este año va a producirse, por primera vez, una situación atípica: los quioscos de helados y los puestos de castañas, que apenas coincidían en las calles durante un par de semanas, podrán convivir hasta diciembre. La explicación de semejante contraste es el cambio de la normativa municipal.

La ordenanza que regula quioscos de prensa, caramelos, frutos secos, flores, artesanía y fotomatones se modificó el pasado 24 de febrero.

Así, los vendedores de helados, cuyo permiso acaba en principio el 30 de septiembre, pueden solicitar al Consistorio una prórroga que expira el 31 de diciembre para luego volver a abrir su negocio el 1 de abril (es decir, sólo tienen que cerrar tres meses al año). Ahora sólo queda averiguar si las castañas vencen a los helados.

30 licencias concedidas

El Ayuntamiento de Málaga ha concedido este año 30 licencias (en 2007 fueron 32 y en 2006, 31) para permitir que los puestos de castañas ocupen la vía pública.

La autorización es válida para un periodo de tres meses, que abarca desde el 1 de octubre hasta el 31 de diciembre.

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