El drama de las hijas del emir de Dubái: "torturadas y secuestradas" por su padre, según la justicia británica

El jeque Mohamed Bin Rashid Al Maktum junto a su esposa, la princesa Haya Al Hussein, en una carrera de caballos celebrada en Epsom en 2010.
El jeque Mohamed Bin Rashid Al Maktum junto a la princesa Haya Al Hussein, en 2010.
GTRES
El jeque Mohamed Bin Rashid Al Maktum junto a su esposa, la princesa Haya Al Hussein, en una carrera de caballos celebrada en Epsom en 2010.

Todo comenzó en junio de 2019. En aquellas semanas, la princesa Haya Bint Al Hussein de Jordania protagonizaba una misteriosa desaparición tras un mes sin noticias suyas. Los medios aseguraban que había cogido a sus hijos y alrededor de 35 millones de euros y había huído de Emiratos Árabes Unidos y, sobre todo, de su marido, el emir de Dubai, el jeque Mohamed Bin Rashid Al Maktum.

Todo hacía indicar que la sexta y más joven esposa del jeque -se casaron en 2004- se había refugiado en Londres y quería divorciarse, habida cuenta de todo lo que había salido a la luz el año anterior, cuando una de las hijas del emir, la princesa Latifa, fue interceptada mientras se daba a la fuga y finalmente obligada a regresar a Dubai.

No hay que olvidar que en mayo de 2018 la ONG Human Rights Watch (HRW) había denunciado este hecho añadiendo que Latifa llevaba secuestrada en un lugar desconocido dos meses tras haber sido detenida por las fuerzas emiratíes cerca de la costa de Goa, al oeste de la India, cuando trataba de huir en barco hacia dicho país.

Sea como fuere, y aunque también había medios que mostraban la posibilidad de que la princesa Haya hubiese arribado a Alemania, de lo que no quedaba duda es que llevaba consigo a Jalila, que actualmente tiene 12 años, y a Zayed, de 8, y que aquella historia de amor que empezase en Jerez de la Frontera, cuando se conocieron por una competición hípica en 2002 (y con una diferencia de edad de 23 años), estaba acabada.

La princesa Haya, hermana del actual rey Abdalá II de Jordania, comenzó casi instantáneamente los trámites de divorcio. Estaba en Gran Bretaña y además dio inicio a otro juicio paralelo: aquel por el que buscaba la custodia total de sus dos hijos (el emir tiene 23 de sus diferentes esposas).

No solo eso, sino que la hija del fallecido rey Husein de Jordania pidió a la corte británica una orden de protección para que sus hijos no pudiesen casarse en uniones pactadas por su progenitor, del que pidió una orden de alejamiento por violencia de género.

El juicio levantó una enorme polvareda mediática en el Reino Unido que se acrecentó aún más por el hecho de que las defensas de ambos fueran dos de las abogadas de familia más famosas del mundo: Helen Ward, cuyo apodo es "la gran dama de los divorcios", defendía al emir, de 70 años, mientras que Fiona Shackleton, "la magnolia de acero", representaba a la princesa, de 45.

Ello provocó que diera la cara y ofreciera a The Sunday Times una entrevista Randa, la primera esposa de Mohamed Bin Rashid, que habló con franqueza de toda la crueldad de su exesposo. También huyó, pero desde los años 70 no ha vuelto a ver a su hija Manal: el emir se ha mofado de ella; recibió una paliza antes de la boda de su hija a la que iba a acudir...

Secuestrar, amenazar, torturar

Todo estos antecedentes sirven para que tengan más peso los documentos de la corte británica que se hicieron públicos el pasado jueves en la BBC y que encuentran al emir, que también es primer ministro emiratí y vicepresidente del país, culpable de secuestrar y confinar a dos hijas adultas, Latifa y Shamsa, así como de amenazar a una de sus esposas cuando esta comenzó a cuestionar las maneras dictatoriales, machistas y despóticas para con ellas.

El tribunal le da la razón a la princesa Haya de Jordania, que gana así el juicio, cuyo fallo ha intentado por todos los medios el emir de Dubái que se mantuviese fuera del dominio público. Los cargos que se le atribuyen son "secuestro, retorno forzado, tortura y una campaña de intimidación".

Aunque es poco probable que el jeque Mohammed tenga que hacer frente a consecuencias legales, será difícil que pueda esconder las brutales descripciones de cómo ejerció todo su poder y, por ejemplo, usó su riqueza para, en 2000, capturar a su hija Shamsa, que había huido a Reino Unido, y que desde entonces permanece retenida y supuestamente sedada, dado que no se ha podido demostrar, al igual que Latifa que permanece bajo arresto domiciliario.

El juez, Sir Andrew McFarlane, presidente de la división del Tribunal de Familia en Inglaterra y Gales, se ha basado para su sentencia en el testimonio oral de cuatro testigos, en un vídeo que llegó a Youtube y que la propia Latifa grabó antes de su intento de fuga de 2018 -hubo otro intento, en 2002, tras el que fue encarcelada tres años- en el que hablaba de abusos físicos y que el magistrado ha hallado probatorios de torturas, multitud de declaraciones escritas y la investigación policial sobre el caso de Shamsa hace 20 años.

Los documentos arrojan luz sobre esto último, describiendo al detalle cómo varios hombres armados la detuvieron en Cambridge en agosto del 2000, la llevaron hasta a la propiedad que tiene su padre en Newmarket y de allí en helicóptero hasta Francia antes de volver a Dubai en avión privado.

Aunque el juez no ha aceptado como prueba concluyente una supuesta carta de Shamsa en la que afirma estar recluida y amenazada y en la que asegura que le han puesto inyecciones y pastillas -asegurando que nada prueba que la escribiera ella, aunque reconoce que quien escribió el manuscrito pare afectado por alcohol o drogas- el auto afirma que el trato del jeque a sus hijas es "de un orden altísimo de seriedad" y que "bien puede implicar conclusiones" sobre que ha violado los derechos humanos.

El jeque declinó aparecer ante el tribunal o siquiera proporcionar testigos y en los documentos judiciales no aparece que niegue que ordenó a sus hijas regresar a Dubái, aunque lo argumenta con una forma de protección para ellas. Asimismo, considera que los amigos que han ayudado a su hija Latifa en sus intentos de fuga, como Tiina Jauhiainen, una íntima confidente finlandesa, o, sobre todo, el agente francés que organizó la huida, Herve Jaubert, habían extorsionado a su hija para que le reclamase dinero.

"Hasta el día de hoy considero que el regreso de Latifa a Dubai fue una misión de rescate", afirma Mohamed Bin Rashid Al Maktum en un escrito, que finaliza asegurando al tribunal que respetarán su sentencia y que accede a que sus hijos con la princesa Haya vivan en Gran Bretaña, aunque ahora buscará de nuevo volver a mantener el contacto.

Sin embargo, y aunque el juez muestra "gratitud" antes las garantías que propone el emir de Dubái, sentencia finalmente: "Llego a la conclusión de que estos instrumentos no logran brindarles a los niños ningún nivel significativo de protección contra el riesgo de secuestro en Inglaterra y Gales".

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