Cáritas, el Banco de Alimentos y decenas de ONG de la ciudad han recibido la visita de coruñeses en el último año que nunca habían tenido que recurrir a la ayuda humanitaria. Miles de vecinos sin problemas para llegar a fin de mes hasta ahora se agarran a la beneficencia como última esperanza para hacer frente a hipotecas, alquileres o recibos de todo tipo, según confirman en las agrupaciones. Son un 20% más que hace un año y muchos de ellos ya entran en las asociaciones embargados.

La crisis «ha hecho mucho daño», dice Vicente Iglesias, director de Cáritas Interparroquial, pero confiesa que «aunque sea doloroso para muchas familias», es imposible socorrer a los 200 nuevos solicitantes que recibe por mes «en todo lo que piden», desde la letra de un piso al pago del entierro de un ser querido.

La labor de Cáritas se centra en gente «con necesidades todavía más básicas, como alimentos o una cama», dice Iglesias. Pero la asociación, a mayores de una casa de acogida y programas de integración, sí tiene manera de ayudar a otros grupos un tanto ‘menos apurados’ con subvenciones de bonobús o vales para supermercados. Es decir, «cosas que no pagan la hipoteca», dice Iglesias, pero que sí permiten hacerle frente ahorrando en otras.

Parecida filosofía manejan en el Banco de Alimentos, donde también han notado un aumento de demandantes (sobrepasa el 20%) sin agobios hasta hace poco y que ahora se ven obligados a hacer cola para hacerse con una ración de comida. Atienden a unos 6.000 coruñeses y aseguran que «cerca de 2.000» están en este nuevo grupo.

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