Antonio David Flores: el guardia civil que siempre quiso dinero fácil

  • Ha llovido mucho desde que en 1996 se anunció que la hija de Rocío Jurado iba a contraer matrimonio a los 18 años.
  • Nadie imaginó que años más tarde él iba a poner en jaque a una de las familias más importantes de la escena española.
Antonio David Flores, en una imagen de archivo.
Antonio David Flores, en una imagen de archivo.
GTRES
Antonio David Flores, en una imagen de archivo.

Ha vuelto para quedarse. Antonio David Flores es el personaje de la semana, una de las más complicadas para él después de que se haya hecho pública la sentencia en la que su hija Rocío Flores fue condenada por un delito de malos tratos habituales contra su madre, Rocío Carrasco.

Un asunto del que el colaborador de Sálvame prefiere no hablar en público pero que, sin duda, es el punto final a años de especulaciones, preguntas y teorías de la conspiración que han acabado convertidas en un caso más propio de Hermano Mayor o de una crónica de sucesos.

Ha llovido mucho desde que en 1996 se anunció que la hija de Rocío Jurado y Pedro Carrasco iba a contraer matrimonio a los 18 años. Rocío Carrasco daba el sí quiero a un guardia civil con un pasado turbulento que se vio obligado a abandonar el Cuerpo tras haberse quedado con 50.000 pesetas de una multa.

Nadie imaginaba, por aquel entonces, que años más tarde de aquella boda de pastel y vestuario imposible, Antonio David Flores iba a poner en jaque a una de las familias más importantes de la escena española. Aunque nunca fue bienvenido en la familia, todos querían pensar que los prejuicios acabarían destruidos con el paso de los años. Se equivocaron.

Fue en el año 1999 cuando todo saltaba por los aires. Antonio David concedía su primera entrevista en Tómbola cargada de titulares. Graves insinuaciones y acusaciones que fueron recibidas como una incontestable declaración de guerra. Los siete millones de pesetas que cobró hicieron que el personaje exagerara sus formas para permanecer en el candelero.

Lo logró. El éxito de aquella primera interviú le sirvió para iniciar una tournée que se alargó durante diez años y que, según diversas fuentes, lo habría llevado a facturar más de dos millones de euros. Sus explosivas declaraciones, siempre novedosas, solo encontraron respuesta cuando, invitada por Mirtha Legrand, Rocío Jurado reconoció que AntonioDa le había dado "mala vida" a su hija.

Aquellas palabras dieron la vuelta al mundo. El contertulio no se quedó de brazos cruzados. Era consciente de que replicar a uno de nuestros talentos más consagrados podía reportarle pingües beneficios. Además de las entrevistas, los platós y los enfrentamientos, contrató los servicios de Emilio Rodríguez Menéndez y demandó a su exsuegra, reclamándole 1.000 millones de pesetas.

Contrató los servicios de Emilio Rodríguez Menéndez y demandó a su exsuegra, reclamándole 1.000 millones de pesetas

La justicia falló en su contra y tuvo que asumir las costas del procedimiento, un montante superior a los 600.000 euros que aún sigue pagando. Fue el inicio de una catarata de embrollos judiciales que continúan hoy. Acusado de insolvencia punible, con problemas importantes con las administraciones y demandas por injurias y calumnias todavía sin resolver, el futuro no parece demasiado amable para él.

Sí lo es –o así parece– en el terreno sentimental. Su relación con Olga Moreno, con la que contrajo matrimonio en 2009, resulta estar tan asentada que, incluso, ha salido indemne de los innumerables baches económicos y emocionales de los últimos tiempos. Junto a la andaluza, Antonio David fue padre por tercera vez. Lola (Flores) llegó en el peor momento.

Olvidado, desterrado de la televisión y sin trabajo, sus días parecían losas que se rompieron el día en el que aceptó la propuesta para enrolarse en la aventura de Gran Hermano VIP. Y con su retorno, reabrió la compuerta de la polémica.

Aunque se sabe protegido, es consciente de que el tiempo corre en su contra. Los llantos iniciales, aquellos que lo hicieron valedor del cariño de los espectadores, ahora son más ironía, sorna y soberbia. Antonio David campa a sus anchas por los estudios centrales de Telecinco pero, obligado, sigue mirando hacia atrás. Es su penitencia.

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